Ada Colau tiene todas las de ganar en Barcelona. Tiene obra de gobierno para enseñar, aunque no guste a mucha gente. Ha tenido la audacia de hacer creer que con ella y solo con ella Barcelona tendrá menos coches, menos contaminación, más vivienda social y, en general, más calidad de vida para sus vecinos; aunque con cifras en la mano, su balance lo contradice bastante. Y además, Ada Colau aglutina el voto feminista, que es muy numeroso y no se lo disputa nadie. Y para más inri, la alcaldesa actúa en los debates con tanta comodidad como el Manchester City delante del Madrid. Colau es mucho más que Comuns y que Sumar. Ha sabido vertebrar en torno a su figura un movimiento de fieles acríticos, una especie de club de fans que no fallará el 28 de mayo y un universo de detractores apasionados que retroalimenta al primero. Solo faltaba el favor que les ha hecho a los fascistas de Desokupa. Ya se puede hablar sociopolíticamente de colauismo, como antes de pujolismo o de maragallismo, que es lo que suele pasar cuando un líder se identifica con una bandera. Así que todo apunta a que la candidatura de Colau volverá a reunir la minoría más compacta.

Colau tiene la minoría más compacta; Trias tiene la mayoría más dispersa y Collboni tiene al primo de Zumosol

También hay que decir, sin embargo, que volverá a tener una inmensa mayoría de barceloneses en contra, lo cual plantea una paradoja democrática. Porque hablando de mayorías y minorías, es bastante obvio que Trias es el candidato mainstream, el candidato promedio. No es retóricamente radical como Colau, pero hay que recordar que él empezó las supermanzanas y las políticas para reducir el volumen de tráfico de vehículos en la ciudad; eso sí, sin vaciar los coches de unas calles para amontonarlos en otras. Trias es tanto o más socialdemócrata que Collboni. Lo avala su trayectoria como artífice del sistema sanitario público catalán posteriormente implantado en el resto de España. Desde el punto de vista soberanista, se ubica en la media entre los independentistas hiperventilados y los autonomistas arrepentidos del procés. Y finalmente, Trias es partidario de la ampliación del aeropuerto y del progreso económico en la escala municipal tanto como lo pueden ser el PSC o el PP. Además, todo el mundo sabe que a Xavier Trias le arrebataron la alcaldía las cloacas del Estado practicando una guerra sucia infame que además ha quedado impune. La restitución también es un argumento para votarlo. Si además tenemos en cuenta su talante "de hombre de paz", como lo describió Jordi Pujol, no es difícil concluir que Trias es el candidato que menos incomoda a una mayoría, lo cual no quiere decir ni mucho menos que esta mayoría mainstream lo acabe votando.

Pedro Sánchez determinará las alianzas en Catalunya, donde la perspectiva de un tripartito de izquierdas dominando el conjunto del territorio va camino de eternizarse por falta de mayorías alternativas posibles

Por su parte, Jaume Collboni es el candidato en Barcelona del presidente del Gobierno. Las secuelas del procés han convertido esta condición, que antes casi avergonzaba, en una carta ganadora. El primo de Zumosol tiene mucho poder. Y Ernest Maragall, que hace cuatro años ganó por la aportación de su autoridad moral en Esquerra Republicana, ahora soporta las siglas como si fueran plomo en las alas.

En resumen, que Colau es claramente favorita, pero a una semana vista de las elecciones y con el elevado número de electores que no han expresado su decisión, que no quiere decir que sean indecisos, no se puede descartar del todo que Trias o Collboni tengan algún voto más que Colau. Bien, pues, si Collboni tiene más, será alcalde con los votos de los comuns o de Trias o de los dos, porque hay mucho trabajo para repartir. Si Trias gana, se tendrá que entendar al mismo tiempo con Collboni y Maragall, combinación extremadamente difícil. Quien quede segundo querrá ser alcalde en vez de él, como hizo Colau con Manuel Valls y no hay que olvidar que socialistas y republicanos son aliados de los comuns en Madrid y en el Parlament de Catalunya.

La ONU ha condenado ahora España por haber violado el derecho político del president Puigdemont. La ONU también condenó España cuando vivía sometida a la dictadura de Franco. Entonces, el régimen no se inmutó y los diarios callaron. Ahora, el régimen tampoco se inmuta y los medios españoles principales callan o menosprecian y tergiversan la noticia en apoyo al régimen. ¿Dónde estáis, demócratas españoles?

La única posibilidad de que Ada Colau, siendo la candidata más votada, no continúe al frente de la alcaldía sería el tan anunciado pacto Collboni-Trias, que presenta enormes complicaciones. Primero, porque tendrían que sumar 21 y parece difícil. Collboni no descarta el pacto con Trias, porque quiere ser y necesita ser alcalde sí o sí. De hecho, se lo juega todo, así que bienvenidos los votos de quien sea, pero también en este caso donde hay patrón no manda marinero. Hay que recordar que el PSOE forma gobierno de coalición en Madrid también con los comuns. Si Collboni arrebata la alcaldía a Colau, siendo esta la más votada, los comuns, siendo como es la alcaldía de Barcelona lo único que tienen, no se lo tragarían tan fácilmente. Incluso Joan Subirats dimitiría o amenazaría con dimitir como ministro de Universidades, acto poco trascendente en el fondo —Yolanda Díaz miraría hacia otro lado—, pero que añadiría un nuevo episodio de escasa solidez de la coalición que integra el Gobierno. Pedro Sánchez ni lo quiere ni se lo puede permitir. En un conflicto de intereses entre la persona, Jaume Collboni, y el Gobierno, siempre se dará prioridad al interés del gobierno. El poder del Estado es siempre el más determinante. También le interesaba al PSC y a Salvador Illa provocar elecciones en Catalunya este año y no lo pudo hacer —tuvo que apoyar los presupuestos del gobierno Aragonès— porque Pedro Sánchez sigue necesitando el apoyo parlamentario de ERC.

Llegados a este punto, la política en Catalunya vista en perspectiva vendrá determinada por un tripartito de izquierdas dominando el conjunto del territorio y en condiciones de eternizarse por falta de mayorías alternativas posibles. Esto es lo que hay.

PS: La ONU ha condenado ahora España por haber violado el derecho político del president Puigdemont. La ONU también condenó a España cuando vivía sometida a la dictadura de Franco. Entonces, el régimen no se inmutó y los diarios callaron o menospreciaron o tergiversaron la noticia. Ahora, el régimen tampoco se inmuta y los medios españoles principales callan o menosprecian y tergiversan la noticia. ¿Dónde estáis, periodistas demócratas españoles?