La semana pasada avisábamos de un nuevo episodio en el clima de procesización de España y pocos días después, como si la providencia se adaptara melosa y dócilmente a nuestras palabras, sabíamos que Santos Cerdán fichaba al abogado Benet Salellas para representarlo y, a su vez, que Pedro Sánchez se había reunido de urgencia con el president Salvador Illa en la Moncloa (sin un orden del día publicitado ni, of course, ningún tipo de rueda de prensa informativa, con o sin preguntas). Fijémonos en la primera cuestión, que me ha puesto especialmente de buen humor, pues tiene su cachondeo que el antiguo fontanero del PSOE se haya visto obligado a viajar a Girona para buscarse a un penalista competente, como si en la capital del reino sufriera sequía de un tal nobilísimo oficio. Parece que Cerdán, por aquello de la amnistía, se ha querido regalar un nuevo baño de catalanidad; ¡como somos un país de acogida, le damos la bienvenida bien lindos!

Los lectores recordarán aquel bellísimo adagio cupaire según el cual "todo lo personal también es político." Pues bien, parece que en la opinión de Salellas —antiguo diputado y uno de los responsables de enviar a Artur Mas a la papelera de la historia— la vida laboral no forma parte de su Dasein. Quedan muy lejos, por desgracia, aquellos días en los que este activista-penalista nos regalaba numerosas lecciones contra la corrupción de los partidos de la casta, en que Salellas sostenía que —a los españoles— prácticamente no se les tiene que ofrecer ni agua en el desierto; queda muy lejos, en definitiva, la etapa en la que incluso el PSC era un partido represor, del 155 y toda cuanta mandanga. En efecto, todo aquello político es personal... menos cuando puedes hacer un buen caixacobri de un caso mediático, y tanto da si eso implica defender la parte más siniestra del PSOE. Si has currado para violadores y narcos, ya me dirás si un fontanero desahuciado no merece afecto.

Todo aquello político es personal... menos cuando puedes hacer un buen caixacobri de un caso mediático, y tanto da si eso implica defender la parte más siniestra del PSOE

Alguien podría decirme, con aquellos argumentos tan de la tribu, que un profesional retirado de la política puede ejercer su profesión de la manera que desee, porque todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida y, solo faltaría, cualquier acusado —por espantoso que sea a nivel ético— bien merece una defensa. No podría estar más de acuerdo, sin embargo, qué queréis que os diga, cuando te has dedicado a repartir tantas filípicas sobre las puertas giratorias, la dependencia de las élites catalanas con Madrit, y etcétera... pues Benet, hijo mío, la cosa no queda mucho bien. Entiendo que Salellas tire por la calle del medio y piense en su negocio y que pase olímpicamente de aquello que piensan los actuales dirigentes de la CUP, por el simple hecho de que son mucho más colaboracionistas con el régimen que él. Sin embargo, oso insistir; Catalunya es un paisito donde hay que recordar demasiado a menudo que entre lo dicho y lo hecho hay un océano rebosante de cinismo y avaricia.

Pero este arreglo Cerdán-Salellas todavía tiene más cachondeo ya que, como me han contado mis espías en el frondoso mundo penal, esta curiosa amistad de circunstancias ha sido urdida gracias al president Carles Puigdemont. No puedo asegurar al cien por cien que la información sea cierta, pero conociendo a los implicados (y el conocidísimo proteccionismo laboral gerundense) la cosa no me extrañaría. Pero más allá de este hecho puramente anecdótico, sorprende que —desde que hemos conocido las revelaciones en audio del caso Koldo y compañía— el president 130 haya experimentado un repentinísimo ataque de silencio digno del corpus de John Cage. El hecho es curioso, pues Puigdemont siempre aprovecha cualquier ocasión para charlar, ya sea la celebración del Temps de Flors o los exámenes de selectividad. No es cachondeo; en su último tuit en X, el president deseaba suerte a los estudiantes que afrontan esta fatal prueba...

¿Dónde estás, Carles? Al respecto del amnistiador Cerdán, de las comisiones, de las putas y las amigas que se ponen discos duros justo en medio de la entrepierna... ¿no hay nada que decir? ¿Nada, de verdad? Quién sabe si esta militancia franciscana tendrá alguna relación con futuros audios, porque parece que la grabadora de Koldo podría guardar ciertos comentarios sobre el antiguo Molt Honorable. El tiempo dirá y el vodevil tiene pinta de ser largo. De momento, sea como sea, ya sabemos que Benet Salellas ha entrado por la puerta grande a la papelera de la abogacía. Por cierto, hay que reconocerle al president Illa bastante transparencia en su acción de gobierno; quizás, ya que estamos, nos podría decir alguna cosita de su reunión con Sánchez. Como no se cansa de repetir él mismo, la presidencia nos representa en todos.