En días de fe en los científicos que nos tienen que sacar de la pandemia, es pertinente recordar la aportación de Marie Curie, una mujer que nos ha cambiado la vida a todos. Marie Curie es el símbolo de la excelencia en la investigación, modelo de la perseverancia en las pruebas y paradigma de la resistencia existencial. No tuvo una vida fácil ni de pequeña, con la muerte cerca siempre, ni de adulta, cuando perdió a su marido atropellado por un carro.

Marie fue una joven nacida y crecida en la Polonia (Varsovia, 1867) ocupada por un imperialismo ruso que detestó. Murió en Passy, en Francia, y es una de las mujeres que desde 1995 tiene una tumba en el Panteón en París.

La descubridora del polonio y del radio se llama en realidad Maria Salomea Sklodowska, pero la conocemos como Curie por el apellido de su marido, Pierre Curie. Estamos ante la primera mujer científica que recibió el Premio Nobel y la primera catedrática de la Universidad La Sorbona de París. Marie ya sabía qué era morir de una enfermedad infecciosa: un hermano murió por el tifus y su madre por tuberculosis cuando ella sólo tenía 10 años. No fue una persona religiosa. De hecho Marie era una chica agnóstica, hija de un padre ateo y de una madre católica. Rechazó la fe muy afectada por la muerte de un hermano y de la madre. Sus padres, un profesor de física y matemáticas y una maestra, no tuvieron una vida de comodidades. La situación económica en casa no era fácil, y acogían a niños por la noche a dormir para tener dinero extra. Era una niña estudiosa que vio cortado su deseo de estudiar por ser mujer pero que no se desanimó. Entró con su hermana en una universidad clandestina polaca que admitía mujeres, y gracias a los ahorros se marchó a París a sus 24 años, donde consiguió licenciarse en física. Fue la número 1 de su promoción. Obtuvo el doctorado con una tesis sobre radioactividad, se casó y tuvo dos hijas.

De hecho el Premio Nobel lo obtuvo dos veces, y fue Doctora Honoris Causa en varias universidades. Era una persona idealista, solidaria, comprometida y tozuda. Fue una mujer que puso toda su inteligencia al servicio de la humanidad. Curie adquiría maquinaria para hacer pruebas y fue la creadora de lo que se conoce como ambulancias radiológicas. De hecho fue su exposición a la radiación la que acabó con su vida.

Presidió el Comité de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones, y creó un fondo de becas para personas con talento sin recursos. Como ella.

Hoy nos vienen nombres en la cabeza de médicos e investigadores que están también en esta órbita. Marie Curie no tuvo el reconocimiento inmediato que sí obtuvo su marido, pero hoy ya podemos hablar de Pierre como el marido de Marie Curie.

Belén Yuste, comisaria y experta en la científica Curie, evoca que la Nobel había escrito que "no podemos construir un mundo mejor sin mejorar los individuos, y con este propósito, cada uno tiene que trabajar desde su propio perfeccionamiento aceptante a la vida general de la humanidad su parte de responsabilidad ya que nuestro deber es ayudar a quienes podamos ser útiles".