Con el país en tensa espera de la sentencia del Supremo que puede condenar a medio Govern de la Generalitat, a la presidencia del Parlament y a los líderes sociales a varios años de prisión, la Legión se pasea por Vilafranca del Penedès con sus armas y una cerveza en las manos y la Guardia Civil se felicita por las detenciones del 23 de septiembre y las ostias del 1 de octubre. Y no sólo eso, sino que el jefe de la Guardia Civil en Catalunya, el general de Brigada Pedro Garrido, dice con evidente burla y menosprecio: "Lo volveremos a hacer".

No hay que tener la agilidad mental de un Mateu Lahoz descifrando a Dembélé para entender que se refiere a que, si conviene, volverán a zurrar a la población civil sin reparos y con el ensañamiento que vio el mundo entero, incluido, por cierto, Pedro Sánchez, que escribió un tuit célebre: "Quiero dejar claro nuestro desacuerdo con las cargas policiales producidas en el día de hoy. El deseo de la pronta recuperación de los heridos. Y nuestra voluntad de exigir responsabilidades a los dirigentes que ordenaron eses cargas policiales". Como es sabido, Sánchez nunca más se preocupó por los heridos, nunca pidió responsabilidades y, sí, los responsables de aquella salvajada viven felices y promocionados. Sánchez, hoy, no pide ningún cese por las palabras del señor jefe de la Guardia Civil amenazando con repetir un escarmiento. Ni Sánchez, ni la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, del PSC para más señas. Es más, su gobierno ha decidido enviar más policía, a ver si toca volver a hacerlo.

Ayer los señores que van en pareja se saltaron toda presunción de inocencia y dieron la condena por hecha, y deseada

Qué panda de irresponsables los señores del "a por ellos". Justo en vísperas de la sentencia, justo cuando los Mossos pretendían recuperar la coordinación tras las heridas que dejó el 1-O y la actitud prepotente y autoritaria de Diego Pérez de los Cobos y Sebastián Trapote, que ya han pasado a la historia de la ignominia, y los señores del todo por la patria se dedican a hacer un acto sectario contra el major Josep Lluís Trapero y la intendente Teresa Laplana. Eran los coordinadores del operativo del 20-S en la Conselleria d'Economia, que ha servido de excusa para procesarlos a ellos por sedición y a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart por rebelión. Aquella operación la ordenó el juez del 13 Juan Antonio Ramírez Sunyer, condecorado a título póstumo por una investigación judicial que no tiene sentencia, así como fue premiada la secretaria judicial, Montserrat del Toro, aquella que pidió salir en helicóptero. Pero no hace falta ninguna sentencia. En el acto de Sant Andreu de la Barca en honor a la patrona de la Benemérita también estaba el fiscal Javier Zaragoza, el hombre que quiere dejar en prisión durante todos los años que sean necesarios a líderes sociales y políticos, charlando animadamente con Tácito, el guardia civil autor de la novela del Supremo. No faltaba nadie. Estaban todos los actores de la película que servirá para enviar a prisión al Govern de la Generalitat. Ayer los señores que van en pareja se saltaron toda presunción de inocencia y dieron la condena por hecha, y deseada. Pues claro, la sentencia ya está escrita, ahora ya no necesitan disimular, se puede ver la tramoya a plena luz del día. Misión cumplida. La trama al descubierto. Sin complejos. Con burla y todo. Sólo les faltaba decir aquí mandamos nosotros y tenemos impunidad.