Jorge Fernández Díaz es ministro del Interior. En funciones, pero todavía lo es. Ha sido gobernador civil, diputado, secretario de Estado en varios departamentos, vicepresidente tercero del Congreso de los diputados y es hijo de un teniente coronel del Ejército que fue subinspector jefe de la Guardia Urbana de BCN. O sea, el señor Jorge Fernández Díaz es un hombre de Estado porque lo ha servido desde varias responsabilidades. Vaya, que no es un antisistema cualquiera.

Este lunes, el señor Fernández Díaz ha ido a Telecinco. Por lo tanto, lo que ha dicho, lo ha dicho en un medio de comunicación y no en un bar de carretera mientras probaba las diversas marcas de anises, aguardientes y absentas presentes en los estantes del local.

Y ahora vamos a lo que ha dicho: "No somos el único partido con casos de corrupción, pero llama la atención que los únicos casos que salgan en estos momentos tan sensibles sean los que afectan al PP. Sólo digo eso, que lo interpreten como quieran". Y cuando ha dicho "sensibles" se refería a que ahora es cuando se mueve la cosa de cara a formar nuevo gobierno. Y lo ha rematado afirmando que hablaba "desde el respeto a la separación de poderes, que es consustancial con una democracia" y que "los tiempos judiciales son independientes de los políticos".

A ver, como mínimo es pintoresco que un hombre de Estado y ministro en activo ponga en duda la independencia judicial y después diga que no duda de la independencia judicial. Y es temerario que quien controla a la policía y la Guardia Civil insinúe que, oh casualidad, es ahora cuando la policía y la Guardia Civil llegan al punto justo de las investigaciones que permiten actuar a los jueces. Y es pintoresco y temerario, porque si su insinuación fuera cierta, él tendría que dimitir, ya que controla unos cuerpos de seguridad que, según él, actúan de una forma arbitraria y al dictado de no se sabe cuáles oscuros intereses. Y eso sería imperdonable. Y feo. Y si la insinuación no fuera cierta, tendría que dimitir por haber puesto en duda la profesionalidad de los cuerpos de seguridad del Estado que, casualmente, son responsabilidad suya.

Pero el ministro en funciones no dimitirá. ¿Por qué? Está demasiado ocupado. ¿Haciendo qué? Investigando cómo es posible que cuando en Catalunya hay registros y detenciones relacionados con presuntos casos de corrupción (por cierto, vaya por Dios, registros que pasan en momentos "sensibles", pero coincidiendo con periodos electorales y de formación de gobierno en Catalunya), la prensa esté instalada en la puerta del lugar donde minutos después llegará la policía o la Guardia Civil para ejecutar "un tiempo judicial independiente del político". Un hecho que, oh milagro, nunca sucede cuando los registros y detenciones son en Madrit (concepto).

Y el ministro también está muy ocupado repasando declaraciones suyas que hoy está muy bien recordar:

- 29 de agosto del 2015. Jorge Fernández Díaz pide a Convergència que no critique a la Guardia Civil por la operación contra la supuesta corrupción en ayuntamientos catalanes y califica de "falta de respeto al poder judicial, a la Fiscalía Anticorrupción y por supuesto a la Guardia Civil" las acusaciones contra la operación.

- 8 de septiembre del 2015, entrevista en el diario ABC: "Artur Mas nos ha acusado de haber ordenado el registro de la sede de CDC. Eso sólo lo puede decir desde la mala fe o la ignorancia, porque sabe perfectamente que la entrada y registro sólo puede hacerse por orden del juez y a instancias de la Fiscalía Anticorrupción. Hacer esta acusación demuestra su mala fe y la voluntad de engañar a los catalanes".

- 21 de octubre. La policía detiene a 10 personas relacionadas con el caso 3% y Fernández Díaz (Jorge) califica "de insulto y una ofensa a la justicia ver cualquier intencionalidad política" en la operación judicial realizada en la sede de CDC, tal como denuncian desde el partido. "Intentar ver una intencionalidad política es tanto como acusar a la justicia y a la fiscalía de actuar con finalidad política".

Pues eso.