Cigalero, cruyffista, defensor de Jordi Pujol, hombre de negocios, liberal progresista, desacomplejado, apasionado, fiestero y, en general, excesivo. Y eso último para las cosas buenas y para las malas. No entiendo la vida como una cosa sin pasión, o sea que yo la pongo toda. Y a veces demasiado. Quizás por eso tengo grandes amigos y grandes enemigos.

Y antes de continuar, permítame... "Neeen, trae un Moët bien fresco, que estoy seco. ¡Ah, y un puro! ¡Hostia niño, habano! Claro que habano¡!!! ¿Qué quieres, que me fume una faria, tú, ahora"?.

Lo que decía, que en general, no me pongo por poco. Por ejemplo, soy el presidente del Barça de los récords. Deportivos, naturalmente, porque soy bueno, pero también a quién le han dimitido más directivos. Fíjese que, en un momento dado –como diría el Johan-, de una junta de 16 sólo me quedaron 5. Laportismo en estado puro. ¡Que nunca falte de nada! Ni directivos. Y también he sido quien ha tenido una junta de donde han salido más candidatos rivales y más presidentes posteriores: Sandro Rosell, Josep Maria Bartomeu, Marc Ingla...

Sí, perdone... ¡"Neeen! ¿Llega el Moët o qué? Que a mí la sal del mar me seca la garganta!!!.

Le decía que tengo una capacidad de hacer enemigos digna de elogio. A veces lo pienso: ¿Por qué? ¿Quizás soy demasiado vehemente? Como el famoso día aquel del "Al loro". ¿Se acuerda?

Sí, quizás es la vehemencia. O este punto rebelde, mezcla de matón e insolente que desemboca en un yo por aquí no paso dicho con esta voz mía que parece de resaca permanente. Ramalazos como el del día aquel en el control de seguridad del aeropuerto, cuando un guardia civil quiso tocarme el potito y me hizo pasar varias veces por el arco. Dije basta y acabé en gayumbos allí en medio.

Lo que reconozco es que la gente está un poquito perdida y desorientada con esta guerra permanente entre culés que un día fuimos compañeros. Está claro que todos somos enemigos de todos, pero la gente ya ni recuerda cómo empezó todo. Han sido muchas demandas judiciales, acciones sociales de responsabilidad, sentencias, recursos, espionajes, prensa a favor de los unos y contra los otros y demasiados casos extraños como el de mi ex cuñado.

La verdad del tema de mi ex cuñado quizás la explicaré algún día. Quizás. Cómo un indepe como yo escondió que Alejandro Echevarria, hermano de mi ex mujer y madre de mis hijos, a pesar de estar vinculado a la Fundación Francisco Franco, fue el responsable de seguridad del Barça. Quizás alguna día sabremos por qué en una junta de compromisarios dije que Alejandro nunca había tenido relación con esta asociación, sabiendo como yo sabía que sí que había tenido. Y quizás aquel día explique por qué cuando se supo la verdad yo dije: "Me lo creo, lo disculpo y no quiero que dimita".

Pero tampoco debió ser grave la cosa cuando después la gente me eligió diputado y concejal en BCN creyendo que yo era el nuevo Mesías indepe. También es cierto que mi paso por la política fue como abrir una botella de cava y dejarla una semana en la nevera. Vaya, que el tapón salió como un cohete, pero después el contenido se esbravó. Seguramente es que la monotonía me aburre. Yo necesito acción y en los Parlamentos sólo hay plenos cada 15 días y en los ayuntamientos cada mes.

... y hablando de acción y de un mes... "Neeen, hace más de un mes que te pedí el Moët!!! Quieres hacer el jodido favor de traerlo o lo iré a buscar yo!!! ¿No, qué cojones, sabes qué? Ya voy yo... Si es que al final, las cosas te las tienes que hacer tú porque el mundo está lleno de incompetentes. Y lentos. Sin ánimo..."