Tal día como hoy del año 1208, hace 815 años, en Montpellier (en aquel momento un dominio independiente gobernado por la estirpe de los Guilhems), nacía Jaume de Aragón y de Montpellier, segundo hijo (primer varón) de la pareja formada por Pedro I de Barcelona y II de Aragón y María de Montpellier. Poco tiempo después, cuando tan solo contaba con dos años (1210), su padre pactó su matrimonio con la hija de Simón de Montfort, el mercenario al servicio de Francia que asediaba los estados independientes de Occitania. Pedro I pretendía evitar que Montfort acabara liderando la cruzada contra los cátaros occitanos, un conflicto que había fabricado Francia para conseguir una salida al Mediterráneo y lo entregó al mercenario como garantía del cumplimiento del acuerdo.

La madre de Jaime siempre se opuso con todas sus fuerzas a esta solución. Y contra el deseo de Pedro I, que no tan solo había entregado el hijo a un potencial enemigo, sino que también se pretendía divorciar de ella para casarse con María de Jerusalén, viajó a Roma para pedir la intercesión del pontífice Inocencio III, el mismo que acabaría concediendo la categoría de cruzada a la guerra expansiva francesa. María, sin embargo, murió en la capital pontificia el 21 de abril de 1213; y tan solo unos meses después, el 12 de septiembre de 1213, moría Pedro I, en manos de Simón de Montfort, en la Batalla de Muret. Jaime se quedaba huérfano y también cautivo en manos del principal enemigo del Casal de Barcelona.

Un año después de Muret, el 25 de abril de 1214, el Pontificado informaba de que el pequeño Jaime se quedaba bajo su tutela, pero que tenía que ser educado en sus dominios paternos. El 15 de agosto de 1214, aquel niño de tan solo seis años, entraba en la Seu Vella de Lleida, de la mano de su tutor Aspareg de la Barca (pariente de la difunta María y que Jaime llamaba "tío") y era presentado a los estamentos del poder catalanes y aragoneses, y proclamado conde independiente de Barcelona y rey de Aragón. Jaime I sería el único rey de la historia de la corona catalanoaragonesa (1150-1715) que, por las especiales circunstancias del momento, sería proclamado por aclamación —prescindiendo de la celebración de cortes— y el único que lo sería de manera conjunta por los estamentos catalanes y aragoneses.

Acto seguido pasó a residir en el castillo de los caballeros templarios de Monzón (Aragón), que serían los encargados de su educación entre los seis y los nueve años. Hay que destacar que, en aquella época, Monzón era una plaza catalanohablante del reino de Aragón, y que lo sería hasta 1652.