Fernando Sánchez Dragó publicó este domingo en el diario El Mundo un artículo titulado "Con faldas y a lo loco". No seré yo quien le diga a usted lo que este señor escribió porque lo mejor es que usted lo lea directamente.

Dragón 1

Si he subrayado algunos fragmentos de la pieza es porque hoy este señor ha escrito otro artículo donde niega o bien justifica haber escrito lo que escribió. La pieza-desagravio de sí mismo de este lunes se titula "Ni fake ni new". Y en vez de pedir perdón por las inexactitudes en las que basa su teoría dominical, Dragó hace exactamente lo que él dice que no hizo en su primer artículo: una fake new.

Precisamente la fake new consiste en crear una verdad a medida, a partir de aquí darla como cierta, aunque se demuestre que es falsa, y con esta falsedad sostener que es la realidad la que miente. Y eso Dragó lo ha hecho con mano maestra.

Repasemos momentos de esta obra de macramé del "yo tenía razón, yo soy Dios y ustedes están por debajo de mí".

Primero la pereza del escritor de bajar a la tierra a dar explicaciones a gente inferior...

Dragón 2

Y doy explicaciones, no porque que crea que me toca hacerlo, sino porque un chico me lo ha pedido...

Dragón 3

Total, que yo hago un artículo con unas cifras y unas cuantas personas me las rebaten. Pero resulta que las cifras de los otros no tienen ninguna credibilidad y son dudosas. ¿Y por qué lo son? Pues porque quien las difunde es mala gente.

Dragón 4

¿Y mis cifras, son ciertas? Pues son tan inciertas o no como las otras. Por lo tanto, ¿por qué habría yo de pedir perdón por nada? Que lo pidan ellos, que publican cifras que yo he decidido no dar como ciertas...

Dragón 5

O sea, como que el mundo está lleno de mentiras, a mí qué me explican...

Dragón 6

Y hasta aquí la descripción. Ahora la opinión. La mía. Sobre este tema.

Todos nos equivocamos. Cada día unas cuantas veces. Y a todos nos han colado por la escuadra un dato o una información incierta o nos hemos dejado llevar por una apreciación personal errónea. Y todos hemos escrito un artículo injusto basado en una información no correcta, inexistente o que directamente era mentira. Pero cuando eso sucede, cuando te equivocas, lo mínimo que toca hacer es decirlo, rectificar y, si hace falta, pedir perdón. No pasa nada. E incluso es honesto.

La arrogancia es muy necesaria para quien se cree superior al resto. Pero si tiene que demostrar en público la autosuficiencia del milhombres realmente está demostrando que no sólo no es un milhombres sino que a duras penas llega a medio. Y es eso que toda la vida habíamos calificado como un pobre hombre.