Tres años y medio de prisión por unas piezas musicales. Piezas en las cuales, según la justicia española, el rapero mallorquín Valtonyc injuria a la monarquía y enaltece el terrorismo. ¿Hablamos de libertad de expresión? Porque el tema es este.

¿Todo el mundo está sujeto a crítica? Naturalmente. ¿La crítica tiene límites? ¡Y tanto! Y el primero y básico es que tenga nivel. Puestos a criticar, huyamos, por favor, del "caca, culo, pedo" y démosle un par de vueltas a las ideas. Pero hay otros límites y uno de los principales es el código penal. Cualquier persona que recibe una crítica que considera ofensiva tiene derecho al amparo de la ley. Pero la ley tiene que ser proporcional. Condenar a tres años y medio de prisión a una persona por unas letras de canción es una desproporción cósmica. Ojo, y esto vale para un rapero o para un bus transfóbico, como por poner un ejemplo reciente y polémico.

Si alguien quiere pasearse por el mundo con un bus donde ha escrito que "Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si naces mujer, seguirás siéndolo", pues mire, es su problema. Y en nombre de la libertad de expresión, la nuestra y la de los otros, tiene que poder pasear por donde quiera... mientras respete el código penal y no vulnere los principios de la ley contra la homofobia y la transfobia. Aunque nos ofenda y nos moleste mucho. Como las letras de Valtonyc deben molestar a según quien.

Un tema diferente es que, si empezamos una campaña en contra de alguna cosa, lo que hacemos es organizándole una campaña a favor. Volvamos al bus. ¿Sin la polémica, cuánta gente lo habría visto? ¿Mil personas? ¿Dos mil? Va, tengo un día generoso... ¿50 mil? En cambio, ¿cuántos millones vieron el mensaje y todo el bus en general durante la polémica?

Pasa igual con el famoso cuadro que estaba previsto colgar en la feria de arte contemporáneo ArCo de Madrid. Un cuadro que primero verá cuando llenaba un gran tramo de pared que después verá desnudo.

¿Cuánta gente lo habría visto si no hubiera estado la polémica? La media de visitantes en esta feria es de unas 100 mil personas. Imaginando que la mitad pasaran por el stand, estamos hablando de 50 mil personas. ¿De cuántos centenares de miles hablamos ahora? Gente que ahora sabe que Ifema, o sea Fería de Madrid, ha censurado una obra creada por el artista Santiago Sierra para denunciar la existencia de presos políticos. Presos como Oriol Junqueras, Jordi Sànchez o Jordi Cuixart y otras 20 personas más que aparecían con su rostro pixelado.

En cambio, el año pasado pasó lo que explicaba en twitter el periodista Jofre Llombart:

La paradoja es que, como entonces no fue censurado, sólo supo de su existencia la minoría que fue a la feria. Y ahora la gente compara criterios. Y con razón.

Pero espere, que tenemos otro ejemplo de hoy mismo. Y muy interesante porque resume en un solo caso todos los aspectos del tema. Resulta que un juez de Collado Villalba (Madrid) ha pedido el secuestro cautelar de este libro:

Es Fariña, todo el que usted quería saber sobre los narcos gallegos explicado por el periodista Nacho Carretero. La medida ha sido adoptada por el juez a petición del alcalde de O Grove, José Alfredo Gondar, que aparece en el libro y donde, según él, se vulnera su derecho al honor.

Primer tema: aquí sucede aquello que decíamos antes del código penal. Si el señor José Alfredo Gondar cree que se vulneran sus derechos, al tribunal a defenderlos, perfecto. Y si tiene la razón, multa, rectificación o lo que el juez considere. Ahora bien, ¿verdad que tres años y medio de prisión para el autor del libro sería desproporcionado?

Segundo tema: pidiendo la retirada del libro, José Alfredo Gondar ha conseguido una popularidad que no sé yo si le beneficia mucho.

Tercer tema: la polémica ha hecho que el libro sea el más vendido del día en Amazon.

Cuarto tema: y ahora usted quizás ha sentido como una una curiosidad y ahora mismo se va a ir a google a buscar la obra completa de Valtonyc. Son consecuencias del honor de la gente.