La justicia española y, de rebote el Estado, tenían un problema. En Bélgica y con Carles Puigdemont y el resto de consellers. Ahora tienen dos. De problemas. Sí, porque hoy también se les ha comnplicado la vida en Suiza y con Anna Gabriel. El pobre CNI va con la lengua fuera. Internacionalmente hablando. Y eso también es un problema. Controlar y seguir a tanta gente a tantos kilómetros de casa no es fácil. Deseamos que las croquetas belgas y suizas (seguramente de mejillones y de queso y salchichas, respectivamente) tengan más calidad que las piolínicas (posiblemente de serrín). Pobre gente.

Total, que este miércoles estaba prevista una sencilla declaración judicial (que podía acabar en prisión, sí, pero procesalmente era un trámite menor). Y se ha transformado en un nuevo conflicto para España. Diplomático, judicial y de imagen internacional. Pobre gente.

La justicia española va acumulando problemas. En España cierra gente en chirona acusándola de delitos inexistentes. Delitos que se inventa y que después intenta fundamentar redactando unos autos que no calificaré porque la calidad de la democracia española es tan elevada que no querría pasar los próximos 3 años en prisión. Y cuando le va bien, esta justicia suelta a la gente que le viene bien con unas fianzas que no calificaré porque la calidad de la democracia española es tan elevada que no querría pasar los próximos 3 años en la prisión. Y cuando le va bien, esta justicia mantiene a la gente en prisión provisional usando como argumento lo que le sale de una parte del cuerpo que va de dos en dos y que no explicitaré porque la calidad de la democracia española es tan elevada que no querría pasar los próximos 3 años en la prisión.

Pero fuera de España las cosas son diferentes. Y son un problema. Para España. Y el gran problema de la justicia española es que existe la justicia belga. Y la holandesa. Y la Suiza. Y estas justicias aplican unos criterios tan extraños que... ¡¡¡los basan en la ley y no en la venganza!!! ¡¡¡IN-CRE-I-BLE, verdad!!! Y en estos países, delitos como los de la sedición o la rebelión no se los aplican al primero que pasa por la puerta del juzgado. No, en estos países y en el resto de países con una justicia que aplica la ley y no la venganza, estos delitos los aplican cuando hay violencia. Pero violencia-violencia, no lo que dice que es violencia un juez que no calificaré porque la calidad de la democracia española es tan elevada que no querría pasar los próximos 3 años en la prisión. Un juez que dice la violencia la producen unos ciudadanos apaleados por la policía porque, precisamente, lo que hacen al ser apaleados es provocar la violencia de la policía.

Anna Gabriel es un problema. Como lo son Puigdemont y los consellers exiliados. Son un problema para esta democracia de alta calidad con tanta calidad que quizás un día no muy lejano en un bar de Berna se encontrarán Iñaki Urdangarín y Anna Gabriel. El uno condenado a seis años de prisión y paseando alegremente. La otra quizás habiendo pedido asilo político para evitar ser encarcelada por unos delitos que no existen.

Un problema.