Perdone que hoy le hable de mí, pero realmente quiero hablar de usted. Octubre de 2003. Suena el teléfono. Es Vicent Sanchis, entonces director del Avui. "Xiquet, ¿quieres hacer crónicas de la campaña electoral?". Acepté. Porque siempre ―menos una vez― he dicho que sí a hacer cosas nuevas. Y he hecho algunas que ni yo mismo me creo. Tenían que ser tres semanas y al final han sido diecinueve años y medio. Vicent fue el primero y después confiaron en mí Xavier Bosch, Xevi Xirgo, Carles Capdevila y Pepe Antich. Mis directores durante entre seis mil quinientos y siete mil artículos. Uno cada día. De lunes a domingo. Menos Navidad, Fin de Año y tres semanas en verano. Y este es el último. ¿Por qué? Pues alguien ha perdido el juicio y esta mañana he sido nombrado director de la Agència Catalana de Notícies. Por lo tanto, y de momento, esto se ha acabado. Pero como voy a dirigir un organismo público, creo que es bueno y necesario explicarle por qué he aceptado la propuesta. A partir de hoy dejo de ser Iu Forn y paso a ser el director de la ACN, la agencia pública de noticias de mi país, y usted tiene derecho a saber por qué he tomado esta decisión y yo tengo la obligación de dar explicaciones.

Siempre he defendido lo que es público. Porque me lo creo. Y con la sanidad y la educación tenemos ejemplos muy fáciles de defender. Pero también me creo los medios públicos de mi país. Y creo que son muy necesarios. Con sus virtudes y sus defectos. Y cuando he considerado que lo tenía que hacer, los he criticado. Y a veces ha habido quien se me ha enfadado. Mucho. Y también los he defendido, en lugares y momentos en los que no me hubiera tocado hacerlo, pero creía que era lo que tocaba. Y ahora ha resultado que me han ofrecido poder añadirme al trabajo que cada día hacen los profesionales que trabajan en ellos. Me han invitado a sumarme a la pinya de un "3 de 9 net" y tenía que ser coherente conmigo mismo. No podía decir que no. Por eso he aceptado.

O sea que, a partir de mañana, el espacio que ocupaba en ElNacional.cat será para otra persona haciendo otra cosa. Como servidor de usted ha ocupado los espacios que otros que estaban antes habían dejado libres. Y la vida seguirá. Si durante estos 19 años y medio me ha leído alguna vez, muchas gracias por la paciencia. Nunca me hubiera imaginado que las cosas irían como han ido. En todo caso, la culpa se puede repartir entre mis directores ―ya citados―, usted, que se ha leído lo que yo perpetraba, y dos personas más de las que nunca he hablado en público: 1/ la señorita Da Pena, mi profesora de literatura que en segundo de BUP nos hacía escribir cada día una redacción y que a mí me la hacía leer siempre en público y 2/ al señor Delgado, mi profesor de tantas cosas y que me enseñó el amor por las letras.

En la bío de mi cuenta de Twitter está escrita la frase: "Pronto me iré y no se notará". Pues bien, ese día ha llegado. ¡Muchísimas gracias por la paciencia, ha sido un placer y hasta otra!