Hace unos días, Ciudadanos pidió al Ayuntamiento de Vic permiso para poder comparecer en la plaza de la Catedral ante los medios informativos. El jueves el consistorio denegó la solicitud argumentando que fuera del periodo electoral no autorizan a los partidos a hacer actos políticos en la calle. Ciudadanos dice que eso no es cierto ya que hace poco Esquerra realizó un acto de apoyo a Marta Rovira.

Total, que hoy la cúpula de Ciudadanos ha ido a Vic. Ellos (y ellas) dicen que para denunciar que las calles son de todos los catalanes y no sólo de los indepes y que quieren callarlos y expulsarlos de Catalunya. El grupo de cien personas que se ha manifestado en contra dicen que han ido a parar el fascismo. Unos y otros, separados por unos cuantos metros de distancia, se han dedicado gritos y consignas y gestos que han sido de todo menos amables. Sólo eso.

Y usted y yo sabemos que los unos han ido a buscar la imagen de gente gritándoles para afianzar la idea que hace tiempo intentan instalar consistente en que Catalunya es una sociedad rota y violenta donde el unionismo está perseguido. Y sabemos que los otros han ido a demostrar que ellos son necesarios para parar lo que ellos (y ellas) llaman el fascismo.

Al final, después de media hora de gritos y crispación, todo el mundo se ha ido para casa contento y satisfecho porque ha conseguido lo que quería. Y lo que querían unos y otros era reconvencer a los suyos de la necesidad de existir para parar a los otros, a los enemigos.

Para el resto de ciudadanía, la inmensa mayoría, la imagen vista hoy en Vic, ahora mismo da pereza. Mucha. Y sí, ya sé que decir eso significará que me caerán hostias de los hooligans de los dos lados. Pero escuche una cosa, a ver si aquí al final no podremos decir la verdad por miedo de los extremos. Sí, pienso que la imagen da pereza y sólo sirve para el onanismo partidista más radical. Y como que lo pienso, lo digo.

Ojo, me parece perfecto y no critico que dos grupos se griten, sólo faltaría. Al contrario, soy muy partidario porque eso ensancha los pulmones. Lo que digo es que la imagen ha pasado de moda. En un momento político donde en dos días todo cambia como un calcetín, y a la espera de que el escenario vuelva a cambiar, vaya usted a saber hacia dónde, lo que ahora se lleva es el diálogo y la distensión. Eso que en lenguaje de tendencia le llaman "desescalar". Y se lleva porque la sociedad catalana, sin renunciar a sus ideas ni a denunciar situaciones como la de los presos, quiere una cierta calma en las formas, que no tanto en el fondo. Y los gritos molestan. Sobre todo cuando no para de llover.

Y si Ciudadanos quiere seguir siendo el partido más votado en Catalunya, no tengo muy claro que les beneficie mucho que la gente vea a sus líderes gritando por la calle con la cara desencajada. Las grandes mayorías se consiguen manteniendo una cierta centralidad. Si tú te radicalizas consigues que los tuyos cada vez griten más y más fuerte, pero que cada vez grite menos gente.

Pero vaya, yo no entiendo del tema y en Ciudadanos hay señores (y señoras) que saben mucho, tienen muchos másters y son muy expertos. Y si ellos (y ellas) creen que comportarse como un seguidor ultra de un equipo de fútbol regional da votos, oiga, pues adelante.