Hasta ahora la iniciativa era del Estado. Podía usar toda su fuerza para parar lo que fuera. Si hacía falta el TC, el TC. Si hacía falta el Tribunal de Cuentas, adelante. Si hacía falta cualquier otro estamento judicial, ya tardan. Si hacían falta pruebas falsas, departamento de cloacas. Si hacían falta portadas difundiendo las pruebas falsas, llame a los periodistas Marilyn y lo que sea menester.

Era aquello de que "La ley es sagrada. ¿Y, verdad que la ley no permite cruzar un semáforo en rojo? Pues si se lo salta, la ley tiene que castigarlo". Que sí, que estamos de acuerdo, pero aquí hemos olvidado que este semáforo ha estado funcionando con un mando a distancia que permitía cambiar los colores a gusto. Y el mando lo tenían ellos. Y lo ha usado como les ha convenido. Sin ninguna manía.

¿Ejemplos? "Para cambiar la Constitución hay que seguir unos trámites y bla, bla, bla"... y cuando les convino, la cambiaron en una noche y entre dos conspirando por teléfono. "La independencia del TC y bla, bla, bla..." y cuando les convino convertir este tribunal en un órgano político cambiaron la ley con únicos los votos de un PP con mayoría absoluta y la oposición de TODO el resto de la cámara. "Nosotros no aplicamos el artículo 155..." y cuando ha convenido han intervenido las cuentas de la Generalitat, han vulnerado derechos como el de correspondencia, reunión y expresión y han enviado a la Guardia Civil a los medios de comunicación. Ah, y sin pasar ningún control político como sí que se pide por ley con el 155. "Nosotros garantizamos el Estado de Derecho" y cuando ha convenido han enviado a la policía española (CNP) a intentar entrar en la sede de un partido político (la CUP) sin ninguna orden judicial o han paseado detenidos cuartel arriba, cuartel abajo sin que los abogados de estas personas supieran dónde estaban sus clientes. "Aplicaremos la proporcionalidad" y cuando ha convenido han detenido a un señor normal y corriente y que trabaja en una Conselleria de Economia con varios coches camuflados haciendo una acción de película en medio de las rondas de BCN. Y, ya que estamos, justifican lo que está pasando ahora diciendo que cuando aprobó la ley del Referéndum y la de la Transitoriedad, el Parlament vulneró la ley, los derechos de los diputados y el bla, bla, bla... Bien, seremos generosos y olvidaremos que durante meses eso se ha intentado hacer por una vía "normal" y que se han puesto todos los impedimentos posibles. Y olvidaremos decisiones judiciales y de Fiscalía basadas en intenciones y suposiciones que harían avergonzar a los hermanos Dalton. Lo olvidamos, pues, y vamos al argumento más desnudo posible: lo que hizo el Parlament es un invento del Congreso de los Diputados que empezó a usarse allí. Por lo tanto, basta ya chistes de Arévalo.

Todo eso ha estado así hasta ahora. Pero desde ayer, la situación ha cambiado. Ni el TC, ni el Supremo, ni ningún tribunal, ni las cloacas del Estado pueden parar a miles de personas saliendo a las calles de todas las ciudades y pueblos de Catalunya. Ahora la partida se juega en este terreno. Y ellos saben que no pueden cruzar según qué línea porque sería su gran "error", el famoso error del que todo el mundo habla.

Pueden ladrar. Muy fuerte. Pero si muerden pierden. Y lo saben. Una sola dentelladita es su derrota. Por eso ladran tan fuerte, para provocar miedo y porque no pueden ir más allá.

Si la gente persiste, la gente ganará. Y harán falta sacrificios, sí y tanto, pero si la gente abandona, la gente perderá. La única lucha que se pierde es la que se abandona. Y entonces no valdrán lamentaciones: "oh, es que Madrit (concepto)...". No, no, de Madrit nada. De nada. Ahora depende de nosotros.