Este último año ha coincidido que he tenido que dar varias conferencias a una gran variedad de audiencias sobre cómo los genetistas prevemos el futuro de los humanos. Hablar de humanos 2.0 nos llama a todos la atención, porque cuando añadimos "versión 2.0" todos entendemos que las segundas versiones de lo que sea, programas informáticos, ordenadores, móviles... son siempre versiones mejoradas. En el caso de los humanos 2.0, quizás nos imaginamos la generación de individuos juntando sus diferentes piezas, como si fuéramos diseñadores e ingenieros de cuerpos humanos. Sin embargo, desde el punto de vista genético sería mucho más factible abordar una versión 2.0 de los humanos practicando selección genética de embriones, escogiendo aquellos que presenten las variantes genéticas y características que nos interesen o, incluso, haciendo modificaciones de genes a la carta, tanto para corregir mutaciones con el fin de evitar enfermedades genéticas humanas como para introducir nuevas mutaciones que mejoren a los humanos generados. Es lo que denominamos edición genética o, también, edición génica (gene editing, en inglés).

En la edición genética, la imaginación es el límite. Podemos corregir mutaciones o generar otras con una gran diversidad de efectos. La edición genética en humanos implica que hay que tener un gran conocimiento de genética para predecir cuál será el efecto de la modificación genética. También implica que las herramientas moleculares que utilizamos para editar los genes estén dominadas totalmente. Y este dominio técnico sobre las herramientas y el conocimiento del efecto genético es crítico si queremos modificar a los humanos. De hecho, llevamos una semana oyendo decir que por primera vez se han generado humanos por edición genética en embriones, las dos gemelas nacidas en China, Lulu y Nana. Para empezar, ¿qué quiere decir edición genética? La edición genética es un tipo de modificación que usa herramientas moleculares muy precisas, la más conocida de las cuales es el sistema denominado CRISPR, en que podemos dirigir un "bisturí" molecular sobre una secuencia específica del ADN para hacer un corte. Este corte es preciso, dirigido y muy eficiente. SIN EMBARGO, y este es un gran SIN EMBARGO, el corte tiene que ser reparado por la célula, y esta es la parte que todavía no controlamos. La célula, cuando repara, puede quitar una parte de la secuencia de ADN y añadir otras "letras", y también puede incorporar información genética que no estaba previamente. En general, la destrucción de la información genética es el resultado más directo; por tanto, la disrupción de un gen de modo que no pueda funcionar es relativamente fácil de conseguir. Aunque no podemos controlar el resultado, si usamos CRISPR para editar genes de microorganismos, plantas o animales, podemos seleccionar aquellos organismos que tengan exactamente la secuencia genética específica que deseábamos inicialmente. Tanto da que solo sean el 2% o el 10% de todos los embriones; nos centramos en los organismos que nos interesan y obviamos los otros.

¿Qué pasa si este bisturí molecular se equivoca y corta cualquier otro gen? Pues que tenemos una modificación genética en un lugar no deseado, de efectos imprevisibles. Es lo que en inglés se denomina off-target (fuera de lugar). Por otra parte, si llevamos a cabo la edición genética en embriones, aunque haya pocas células, en cada célula hay dos copias del gen diana por modificar, lo que quiere decir que en cada copia y en cada célula el resultado final será diferente. Así que tendremos un embrión mosaico, en que diferentes células tendrán una edición genética diferente, y tendremos un verdadero individuo patchwork. Por tanto, los que usamos CRISPR en el laboratorio generamos mutaciones en un lugar concreto del genoma y, después, analizamos y seleccionamos las células u organismos que nos interesan.

¿Es peligroso usar CRISPR en humanos? La mayoría de los científicos os responderán que depende. Una herramienta tan poderosa y tan versátil, pero que también puede tener graves inconvenientes, se tiene que utilizar en casos en que realmente valga la pena. Por ejemplo, para curar enfermedades muy graves que no tengan tratamiento. De hecho, ya existen ensayos de edición genética con CRISPR para tratar a pacientes humanos que sufren cáncer incurable, tanto en China como en Estados Unidos. En este caso, las ventajas potenciales superan mucho los inconvenientes y sería un tratamiento muy parecido a los de terapia génica que llevan tiempo aceptados. Pensemos, además, que esta edición genética no afectaría a sus descendientes, sino que los efectos quedan limitados a las células del cuerpo (células somáticas) de las personas tratadas. Como primicia, a finales de noviembre se acaba de aceptar la solicitud para realizar ensayos clínicos que evalúen la eficacia de una posible terapia por edición genética mediante CRISPR en un tipo de ceguera infantil y juvenil hereditaria (la amaurosis congénita de Leber), y es muy probable que sea muy efectiva.

Entonces, ¿por qué los científicos están consternados ante el experimento llevado a cabo por He Jiankui en China? Pues porque ha actuado de forma absolutamente irresponsable, tanto en el cuándo, como en el cómo y el por qué. Después de oír sus explicaciones en una conferencia, lo que queda patente es que ha utilizado embriones humanos para ensayar si se podía hacer modificación genética CRISPR, no tanto por el gen ni por el objetivo, sino para ver si se podía hacer y para ser el primero en conseguirlo, despreciando todas las normas de comportamiento ético, de moratorias de no implantar los embriones humanos modificados hasta no saber que el sistema está controlado, sin consentimiento informado real de los padres involucrados y parece que falsificando las firmas de los comités de ética de las instituciones implicadas. He Jiankui ha modificado genéticamente embriones, e, introducida esta mutación en todo el cuerpo, también en las células germinales, podrán pasar las mutaciones a su descendencia; no os confundáis, estas niñas no han sido editadas, sino que han sido mutadas. Estas niñas estaban sanas y se les ha cambiado una secuencia de un gen para, en teoría, "mejorar" y que no puedan ser infectadas por el virus HIV. Pero ninguna de las variantes que presentan en sus células existen en la naturaleza, no se sabe si las mutaciones generadas tendrán el efecto protector hacia HIV, ni tampoco se controla qué otro efecto tendrá la mutación sobre el gen escogido. Además, una de las niñas es claramente mosaico, por lo que tampoco será inmune ante HIV, y se desconoce si ambas contienen mutaciones off-target. Su salud y la de sus hijos, si los tienen, tendrá que estar controlada toda la vida. He Jiankui quería ser reconocido como el primero en modificar genéticamente a un humano y será reconocido como un irresponsable.

¿Qiere decir que no habrá nunca personas totalmente modificadas por CRISPR? Tanto observatorios de bioética, como asociaciones internacionales para evaluar la edición génica y la comunidad de científicos que se dedican a edición genética creen que se llegará a editar embriones humanos cuando la técnica esté dominada y se pueda asegurar que la edición es precisa y segura. Muy probablemente se usará para cuidar enfermedades genéticas muy graves ya en los embriones, de forma que ellos y sus descendientes ya no desarrollen estas patologías. Sin embargo, al mismo tiempo también son conscientes de que con la edición genética para enfermedades se abre la posibilidad de la mejora genética en humanos. Mientras muchos científicos se oponen, otros creen que es plausible. La visión de pacientes y familiares también está dividida. Y, sobre todo, la visión social sobre el uso de la edición genética para cuidar o para mejorar humanos, sea solo en células somáticas de una persona o en embriones humanos, difiere en varios países del mundo, incluso en Europa, tal como lo revela una encuesta a doce mil personas.

Se ha pedido una normativa que sea mundial y global, a la que se adhieran los científicos y las instituciones de investigación, y sobre todo se pide transparencia, para que se sepa qué se investiga en todas partes. Pero quizás no se ha puesto suficiente énfasis en el hecho de que somos nosotros, como sociedad, los que tendremos que decidir qué aplicaciones de la tecnología queremos, qué es aceptable o no lo es. Solo en una sociedad informada donde haya debate se pueden tomar decisiones importantes. A fin de informarse hace falta escuchar, leer y pensar. El futuro se construye en el presente: son nuestras acciones, nuestras leyes, nuestras emociones, nuestros prejuicios y nuestros conocimientos los que ponen los cimientos del futuro. Pero la verdadera apuesta biológica para el futuro de todos los seres vivos, y nosotros lo somos, son nuestros descendientes. Si no actúa la selección natural, actuará la selección de los mismos humanos sobre los humanos. No nos debemos preguntar "cómo serán los humanos 2.0", sino "cómo queremos que sean los humanos 2.0".