Hansi Flick regresó de sus vacaciones en Formentera y se dio cuenta, un año después, de lo que es el Barça. Todo el tema Ter Stegen, el adiós de Íñigo, las obras del Camp Nou, una rocambolesca gira asiática, la fiesta de Lamine, los mensajes extraños en Instagram de algunos jugadores y algo menos de ganas por parte de todos. No parecen los mejores fundamentos para una buena temporada. Pero, en fin, bienvenido a Can Barça…y a su segunda temporada. Todo esto Cruyff y sus discípulos ya sabían que iba a ocurrir.
Johann tenía claro que la primera temporada de un nuevo proyecto está marcada por la novedad y, por tanto, los jugadores tienen motivación extra para entender y aplicar ideas nuevas, básicamente para ganarse el puesto. Además, los rivales aún no se han adaptado sistema de juego y el entorno, incluso en Can Barça, suele ser más paciente. La segunda temporada, en cambio, es más complicada, sobre todo si has ganado algún título importante en la primera. Los rivales conocen tu estilo y el nivel de exigencia sube, pero paradójicamente los jugadores tienen la barriga llena y pueden relajarse.
Cruyff decía, con razón, que aquí es donde se ve la continuidad de un proyecto y la capacidad de un entrenador para reinventarse y mantener el hambre competitiva. Él mismo lo vivió con el posterior dream team: el primer año (1988-89) ganó la Recopa, pero el segundo sufrió mucho y salvó la cabeza con la Copa.
Una cosa es el orgullo y la autoconfianza y la otra una palabra algo más larga que sitúa tus deseos por encima de los demás y la búsqueda de reconocimiento. Que es el mismo tránsito que hay del orgullo de tu código postal a ponerte una corona de rey en la cabeza
Su discípulo Pep Guardiola también lo sabe: "Ganar está muy bien, pero mantenerse es mucho más difícil. La segunda temporada siempre es más dura porque todo el mundo quiere ganarte y tú puedes perder el hambre". También era de la misma opinión Sir Alex Ferguson: "Después de ganar una liga, el verdadero reto es volver a motivar a los jugadores. El segundo año es cuando sabes quién tiene realmente mentalidad de campeón." Por el contrario, para llevar la contraria, el malvado José Mourinho siempre dice que la temporada buena es la segunda. De hecho, así ha sido en los clubes por donde ha pasado. Eso sí, la mala es la tercera.
Pero la clave, y es de lo que Flick deberá tomar nota, la da Arsène Wenger: "La segunda temporada es cuando los rivales ya te han estudiado y tú tienes que reinventarte. Es un examen de inteligencia, no solo de talento." Por tanto, si Hansi quiere que el proyecto se consolide y continúe y aplazar una temporadita su retirada definitiva a Formentera y a cuidar a sus nietos, también se tiene que exigir más y pegar algún grito en el vestuario.
Malo cuando la palabra de la semana can Barça es ego. Una cosa es el orgullo y la autoconfianza y la otra una palabra algo más larga —egocentrismo— que sitúa tus deseos por encima de los demás y la búsqueda de reconocimiento. Que es el mismo tránsito que hay del orgullo de tu código postal a ponerte una corona de rey en la cabeza. Del orgullo colectivo a la ambición individual.
Pero, en fin, esto es fútbol y, como siempre, si el Barça gana, se hablará de confianza y ambición como nuevo 10 del Barça. Si se pierde, se hablará de ego y soberbia. Ahora, miedo, lo que se dice miedo, no parece tener mucho el demonio de Rocafonda.