Desde el día de hoy comienza la agenda de la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Madrid. España alberga esta reunión cuando se cumplen 40 años de su entrada, de aquella decisión tomada por un Felipe González que había hecho campaña por, "de entrada, no formar parte de la Alianza". Un primer giro que ya anunciaba lo que vendría a suponer cada promesa realizada por los socialistas del PSOE. 

Explica Joan Garcés en su libro Soberanos e intervenidos que precisamente la entrada de España en la OTAN fue lo que "propició" el establecimiento de una monarquía parlamentaria, y que todo lo que sucedió en aquellos años (asesinato de Carrero Blanco incluido) tenía mucho que ver con que España pasase a formar parte de la Alianza. 

Con las bases de la OTAN instaladas en España, pasábamos a formar parte de la red norteamericana, a ser aliados de Estados Unidos y a ser recibidos en la Unión Europea. 

A la vista está hoy que la UE actúa como franquicia norteamericana, sin voz ni presencia en el plano internacional, sin haber sabido poner en valor los supuestos principios fundacionales del proyecto. En lugar de haber apostado por el diálogo, por la resolución del conflicto de una manera negociada, los de Ursula y Josep se han lanzado a enviar armas (en muchos casos, las que ya no querían) y a calentar más el ambiente contra Rusia, en lugar de comprender que formamos parte de un mismo continente, de un proyecto de paz sostenido en el tiempo y haber demostrado algo de las lecciones aprendidas tras la Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín. 

Europa ha demostrado tener más de yanqui que de europea. Y como no enderece el rumbo, poco le queda como proyecto creíble. 

Mientras la soberanía de sus estados miembros se desangra, mientras nuestras economías se revientan por el efecto bumerán de esas sanciones que a Biden tanto le gusta imponer a los que le pillan tan lejos... Europa abre los brazos para integrar a Ucrania, un país que tiene por delante un larguísimo camino que recorrer en democracia, en pluralidad, en participación, en libertad de expresión, en lucha contra la corrupción, en separación de poderes, en respeto a las minorías... Un país que se está endeudando para las décadas venideras, pues tendrá que hacer frente al pago de las armas enviadas, de los préstamos dados y que habrá de afrontar también una reconstrucción a costa de sus "colegas" internacionales, que, en realidad, únicamente quieren sacar el máximo beneficio de la desgracia de esta población centroeuropea. 

Ucrania ha conseguido esta semana ser candidata para integrarse en la UE. Sin embargo, es prácticamente seguro que no se integrará en la OTAN. Lo decía el que fuera su secretario general, Javier Solana: esta cumbre tiene dos puntos calientes. Uno la decisión sobre Ucrania, y el segundo, cómo decírselo a Zelenski. 

Tampoco se sumarán en esta cumbre a la Alianza Suecia ni Finlandia. Turquía marcó las líneas rojas y desde luego que por el momento no se contará con estos nuevos socios, algo que en un principio intentó disimularse, pero que finalmente ha quedado en evidencia. Erdogan lo señaló desde el primer minuto, pero aquí se tardó varios días en comentarlo: Suecia, que alberga en sus instituciones a miembros del PKK, considerado por Turquía una organización terrorista, no formará parte de la Alianza mientras Ankara forme parte de ella. Y Finlandia ya ha dicho que si Suecia no entra, ellos tampoco. 

A la vista está hoy que la UE actúa como franquicia norteamericana, sin voz ni presencia en el plano internacional, sin haber sabido poner en valor los supuestos principios fundacionales del proyecto

A la cita en Madrid están invitados más de 5.000 participantes, que configuran las 40 delegaciones internacionales. Vendrán los jefes de estado y de gobierno de los distintos países integrantes, así como los ministros de Exteriores y Defensa. Es lógico que las medidas de seguridad se hayan elevado al máximo nivel. 

Las fechas clave serán el próximo miércoles 29 y el jueves 30, cuando tendrán lugar las distintas sesiones en las instalaciones de IFEMA, con un espacio reservado de 54.000 metros cuadrados organizados en pabellones. Pero las reuniones bilaterales comenzarán a producirse entre las delegaciones desde el martes. 

Ese día será cuando Sánchez reciba en la Moncloa al primer ministro de Australia, Anthony Albanese. Será la primera visita del australiano a España y hablarán de negocios. A continuación, el presidente del Gobierno recibirá a Jacinda Andersen, primera ministra de Nueva Zelanda. Después acudirá el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, y juntos acudirán a las instalaciones de IFEMA para mostrar el lugar del evento. 

Será por la tarde cuando Sánchez se reúna con Biden, presidente de los Estados Unidos. Después de esta entrevista el norteamericano se dirigirá a la Zarzuela para reunirse con Felipe VI. 

Tras la reunión con Biden, Sánchez recibirá a Katrín Jakobsdóttir, primera ministra de Islandia. 

Se celebrará una cena oficial en el Palacio Real ofrecida por Felipe VI a las delegaciones internacionales que participarán desde el día siguiente en la cumbre. 

El miércoles tendrá lugar el comienzo de la cumbre y la primera intervención prevista en la agenda será la del primer ministro de Ucrania, Volodímir Zelenski. En un principio se valoró la opción de que participara en persona, pero finalmente lo hará por vía telemática. 

La siguiente sesión abordará los retos globales donde se invita a participar a países aliados que no pertenecen a la OTAN (Suecia, Finlandia, Austria, Irlanda, Malta y Chipre). También estará invitado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell. 

Estarán invitados también los representantes de Georgia, Nueva Zelanda, Japón, Australia y Corea del Sur. 

Será el jueves cuando se aborde el reto sobre la vecindad sur, un asunto relevante para España, precisamente en el momento en que se están produciendo tensiones evidentes con la inmigración proveniente de África. 

Tras la finalización de la cumbre, Sánchez tendrá una reunión con Trudeau, primer ministro de Canadá. 

Hasta aquí la agenda oficial. 

Sin embargo, en paralelo, se celebrarán manifestaciones, conciertos, conferencias y distintas actividades en rechazo a la cumbre de la OTAN. 

Una iniciativa que ha sido promovida por distintos grupos de izquierda, entre los cuales destacan formaciones como Izquierda Unida, y que han sido apoyadas también por miembros del actual Gobierno, de la formación de Unidas Podemos. 

La preocupación desde el Gobierno es considerable, y quizás por eso se han querido lanzar "noticias" a través de medios como Vozpópuli, El Confidencial o La Razón, señalando a personas, a organizaciones, acusándolas de querer "boicotear" eventos. Incluso se ha llegado a afirmar que los CDR catalanes (si es que eso existe ya), grupos radicales independentistas vascos y gallegos se habrían puesto de acuerdo para llegar a generar tensiones en Madrid esos días. Una información "extraña" y sospechosa que parece querer ya poner la venda antes de una "esperada herida". 

Desde Izquierda Castellana ya se han expresado al respecto de semejante "información". También han mostrado su disconformidad con la prohibición por parte de la Delegación del Gobierno en Madrid de los eventos y concretamente de la manifestación que había sido convocada para el día 29. 

Por el momento, en el día de hoy, siguen en pie los actos reivindicativos contra la Alianza Atlántica, contra la participación de España en la misma y contra las decisiones que se están tomando a espaldas de la ciudadanía. 

Muchos cuervos ingenuos que no fuman la pipa de la paz con ellos. "Por Manitú".