Elsa Artadi, la líder de JuntsxCat a quien todo el mundo ataca, unos con insultos machistas y otros con imbecilidades, este fin de semana ha advertido al presidente del Parlament, un hombre que va por libre y que es uno de los responsables de la parálisis institucional actual, lo que es de cajón: que la estrategia jurídica de Puigdemont tiene que pasar por el visto bueno de sus abogados. Dado que la estrategia jurídica de cada encausado la decide el abogado de cada uno, el exalcalde de Sarrià de Ter tendría que ir con cuidado con lo que hace. No vaya a ser que para protegerse de la posible represión arbitraria del Estado, al final desproteja a los otros y, en particular, al president.

La tarea del presidente de la Cámara no tiene que ser esta, sino encontrar la manera de investir al candidato que en estos momentos tiene más apoyos parlamentarios. Puigdemont y ningún otro candidato tiene asegurados los 68 diputados que son necesarios para ser investido. El problema es que tanto Torrent como ERC temen qué les podría pasar si hacen prevalecer el reglamento del Parlament, por encima de otras consideraciones, para facilitar lo que ha votado el pueblo. Artadi se mostró confiada en que la reforma de la ley de Presidència sirva para poder investir al candidato soberanista que ganó las elecciones: "Ya solo faltaría que el Tribunal Constitucional nos dijera cómo tiene que funcionar el Parlament" —dijo. Lo importante es que la mayoría soberanista no se someta a la lógica antidemocrática de prohibir investir a alguien como president, a pesar de ser un diputado con todas las de la ley y que el grupo que lo apoya lidere a los 70 diputados soberanistas.

Es evidente que hay que formar un nuevo Govern lo antes posible. Lo quiere todo el mundo, aunque eso no parará la oleada represiva que ha puesto en marcha el Estado. Ni tampoco podrá contener las amenazas de destruir el sistema sistema educativo catalán, basado en la integración y la no discriminación por razones de lengua. Hace años que los nacionalistas españoles buscan eso y ahora quieren aprovechar la ocasión. Pero también es cierto que no les será fácil, porque de entrada tendrían que modificar una ley catalana que está vigente y fue avalada por el TC. Por tanto, si los unionistas quisieran ir a por todas, aunque el PSC ya se ha posicionado en contra de alterar al modelo educativo vigente, e introducir cambios, primero tendrían que pasar por el Parlament. La agitación españolista es, de momento, una fanfarronada más de las muchas que está ideando el entorno de Soraya Sáenz de Santamaría.

Lo mejor es formar Govern. Pero tiene que ser un Govern regido por la lógica republicana aunque tenga que estar sometido al marco legal autonomista. Es por eso que es tan importante intentar investir a Puigdemont. Si después el PP o sus aliados socialistas y nacionalistas recurren la votación o el rey se niega a sancionar su nombramiento, al menos habrá quedado claro de qué palo van. Hace falta que todo el mundo vea hasta qué punto el Estado español ha entrado en una deriva antidemocrática. JuntsxCat ha propuesto investir a Puigdemont mediante la reforma de la ley de Presidència i del Govern. La razón para hacerlo es que los independentistas de Puigdemont creen que el Parlament es soberano y "competente" para aplicar y definir sus normas de funcionamiento interno. En la entrevista del fin de semana, Artadi aclaraba un aspecto que es fundamental para entender por qué se quiere hacer así: "Estamos acostumbrados a que el Constitucional lo rechace todo, pero por un tema competencial, y aquí no existen discrepancias competenciales". Ciertamente, una cosa es una disputa sobre las competencias que tiene la autonomía y otra, la capacidad que tiene el Parlament de regular el funcionamiento de las instituciones autonómicas, incluyendo el sistema de votación de su president.

Necesitamos un Govern y para poder formarlo, en primer lugar, hay que investir a un president. ¿A qué espera a Roger Torrent para poner en marcha el procedimiento para modificar la ley que lo tiene que permitir? Cuando lo haga empezará el periodo para formar el Govern que anulará la aplicación del 155. Sin embargo, no nos engañemos. La intervención de la autonomía no cesará por eso. Montoro tiene intervenida financieramente a la Generalitat desde mucho antes de la destitución del Govern y su president y de la disolución forzada del Parlament. El soberanismo ha dado muchos pasos adelante que han resultado suicidas bajo la presión de los mismos que ahora quieren dar pasos atrás. Si entonces se equivocaron, ¿por qué no debemos creer que ahora no se vuelven a equivocar? Más vale escuchar a quien defiende propuestas sensatas, antes y ahora.