La tensión entre Valentino Rossi y Marc Márquez, arrastrada desde el controvertido episodio de 2015, ha vuelto a escena. A pesar de los intentos de mediación y reconciliación por parte del entorno de Ducati, Rossi ha dejado claro que no está dispuesto a protagonizar ningún gesto simbólico con el piloto español. Las declaraciones recientes de Davide Tardozzi, jefe del equipo Ducati, pedían abiertamente que ambos campeones “miraran hacia adelante” y se dieran la mano. Sin embargo, Rossi ha rechazado esa posibilidad con rotundidad.

Tardozzi había defendido que ya no tiene sentido mantener la antipatía entre ambos pilotos, especialmente cuando comparten estructura técnica dentro de Ducati. “Ha llegado el momento de pasar página y mirar hacia adelante, especialmente por Marc y Valentino, y de transmitir mensajes positivos”, afirmaba con claridad. Su petición pretendía cerrar una etapa marcada por el conflicto, aludiendo incluso al respeto que merecen los dos pilotos como figuras históricas del motociclismo.

Sin embargo, la respuesta de Rossi ha sido contundente: no va a fingir una cordialidad que no siente. Aunque no niega la calidad deportiva de Márquez y reconoce que el tiempo ha pasado, el italiano no está dispuesto a forzar una imagen que no se corresponde con su realidad personal. “No me nace, no me sale natural”, habría expresado en su entorno, descartando así cualquier gesto de acercamiento como el que proponía Ducati.

El desencuentro persiste una década después

El propio Tardozzi intentó rebajar el nivel de enfrentamiento reconociendo que, a su juicio, lo sucedido en 2015 fue responsabilidad compartida. “Para mí es cincuenta-cincuenta”, dijo. Pese a ello, su llamamiento a que ambos se dieran la mano no ha tenido respuesta favorable por parte de Rossi, quien considera zanjado el asunto desde su perspectiva, pero sin necesidad de escenificar ninguna reconciliación pública.

Valentino Rossi
Valentino Rossi

Tardozzi insistió en que, tras tanto tiempo, sería deseable que dos figuras como Rossi y Márquez se reencontraran públicamente en términos cordiales. “Me gustaría que se dieran la mano, ya que el pasado ya no se puede cambiar”, señaló. Pero esa voluntad de cerrar heridas no ha sido correspondida por el nueve veces campeón del mundo, que ha preferido mantenerse al margen de cualquier intento de gesto mediático.

Lo destacable en este caso es que el rechazo de Rossi no se presenta desde la confrontación abierta, sino desde la firmeza silenciosa. No busca reactivar el conflicto, pero tampoco acepta participar en una imagen que no considera sincera. El tiempo ha pasado, las circunstancias han cambiado, pero el vínculo personal sigue roto. Y ni la estructura común en Ducati ni las palabras conciliadoras han bastado para propiciar un acercamiento. La distancia, una vez más, se impone al simbolismo.