Por mucho que la industria del automóvil haya avanzado mucho en los últimos años en lo que se refiere a tecnologías y ayudas a la conducción, cabe tener en cuenta que, por desgracia para muchos de los que han sufrido un robo, el robo de coches en España sigue siendo algo muy habitual.

Buena prueba de ello es que, tal y como apuntan desde el Ministerio del Interior, en el pasado 2022 la cifra de robos de coches en España aumentó a casi 31.000 robos, y, lo que es peor, se convirtió en una cifra que representó más de un 17 % respecto al 2021.

En este sentido, cabe destacar que los sistemas de alarmas antirrobo de los coches son cada vez más sofisticados y que, por lo tanto, los amantes de lo ajeno deben buscar nuevas estrategias también cada vez más sofisticadas para intentar robar coches. Pero eso no significa que los propietarios de los coches no puedan llevar a cabo diferentes acciones que, como mínimo, dificulten la tarea de los ladrones.

Un nuevo sistema antirrobo que empieza a triunfar en Estados Unidos

Evidentemente lo mejor que podemos hacer para intentar que no nos roben el coche es que el coche esté aparcado siempre o casi siempre en un parking, dificultando así mucho la tarea de los ladrones. Por otro lado, debemos tener siempre en cuenta a la hora de aparcar en la calle algunos aspectos como el hecho de que las puertas estén bien cerradas, de que las ventanillas están también bien cerradas y, en el caso de que veamos que puede ser un sitio propenso para que nos roben el coche, echar un vistazo a los alrededores antes de dejarlo aparcado definitivamente.

 

Lo curioso en este caso es un artefacto que está empezando a ser bastante popular en Estados Unidos y que se caracteriza por ser una manera cuanto menos efectiva de evitar que los ladrones puedan tener una buena visibilidad una vez hayan robado el coche, es decir, un sistema disuasorio.

En este caso se trata de dos enormes placas amarillas de plástico que se enganchan al parabrisas delantero a través de unas ventosas y que tan solo se puede desenganchar de este a través de un código que evidentemente tan solo tiene el conductor del coche, de tal manera que, por mucho que los ladrones acaban entrando en el coche, les será imposible conducir teniendo en cuenta que no tendrán ningún tipo de visibilidad.