Peugeot ha cesado la producción del 508, su berlina del segmento D, marcando así el cierre de un ciclo que se remonta a las décadas anteriores. El último ejemplar de este modelo salió de la cadena de montaje el pasado 12 de mayo, tras varios meses sin aceptar nuevos pedidos. Esta decisión refleja no solo el declive en ventas del modelo, sino también una transformación estructural dentro del catálogo de la marca francesa.
Desde el lanzamiento de la segunda generación en 2018, el 508 había intentado revitalizar el formato tradicional de berlina con un diseño más deportivo y una oferta mecánica que incluía versiones híbridas enchufables. Sin embargo, sus cifras quedaron lejos de las expectativas. Con aproximadamente 200.000 unidades comercializadas desde su actualización, la caída respecto a la primera generación, que superó las 560.000 unidades fabricadas, fue más que significativa.
El 508 no ha sido el único modelo de este tipo en desaparecer. Su ocaso se suma al de otras berlinas tradicionales europeas, en un mercado cada vez más dominado por los SUV. La estrategia comercial de Peugeot ha evolucionado en consecuencia, destinando mayores recursos a vehículos de mayor proyección comercial, como el nuevo 5008, que ha asumido el rol de buque insignia dentro de la gama.
La decadencia de las berlinas en favor de los SUV
Llama especialmente la atención que, pese al rediseño profundo introducido en 2023 y la apuesta por la versión deportiva PSE, el Peugeot 508 no consiguió revertir la tendencia negativa. La acogida del público fue limitada incluso en sus configuraciones más ambiciosas, y su papel en la gama fue perdiendo peso con el paso de los años. Las versiones híbridas, pensadas para reforzar su competitividad en un entorno cada vez más electrificado, tampoco alcanzaron los objetivos planteados.
Este movimiento responde a una estrategia más amplia de reposicionamiento. El segmento D ha quedado progresivamente relegado ante el auge imparable de los SUV, que ofrecen una mayor percepción de versatilidad y habitabilidad. En este contexto, la berlina clásica ha perdido protagonismo y, con él, viabilidad comercial. Lo destacable en este caso es que el 508, concebido inicialmente como un heredero indirecto del 607, no ha logrado consolidarse como una alternativa de referencia dentro del mercado actual.
Peugeot enfoca ahora su estrategia hacia productos que respondan mejor a las exigencias contemporáneas, reforzando su presencia en segmentos más dinámicos y rentables. El fin del 508 no solo representa la despedida de un modelo concreto, sino también el cierre de una etapa para las berlinas de la marca, que ceden paso a un portafolio más alineado con las preferencias actuales de los consumidores europeos.