La reciente renovación del Citroën C3 y la consolidación del Dacia Sandero como modelo de referencia en el segmento B económico han intensificado la comparación entre ambos. Aunque comparten objetivos similares, como ofrecer una movilidad asequible, lo hacen desde planteamientos distintos. El Sandero mantiene una filosofía funcional y racional, mientras que el nuevo C3 apuesta por una estética más elaborada y un equipamiento más ambicioso.

El precio de partida marca una primera diferencia importante. El Dacia Sandero arranca en torno a los 13.940 euros, frente a los 15.240 del Citroën C3, lo que establece una brecha de casi 1.300 euros. Esa diferencia se justifica, en parte, por las motorizaciones y dotaciones que ofrece cada uno. El Sandero presenta opciones de gasolina atmosférica, diésel o GLP, con cajas manuales o automáticas, mientras que el C3 recurre a un motor tricilíndrico turboalimentado de gasolina, con posibilidad de microhibridación ligera, buscando mayor refinamiento mecánico.

 

Dimensionalmente, el Sandero es ligeramente más largo (4,09 m frente a 4,01 m) y ofrece un maletero más generoso, con 328 litros frente a los 310 del C3. Esta ventaja puede resultar decisiva en un uso más práctico. Sin embargo, el diseño del nuevo Citroën C3 se aleja del concepto clásico de utilitario para adoptar una estética más elevada, próxima al lenguaje SUV, con una mayor altura libre al suelo y detalles de estilo propios de los crossover.

Confort, diseño y orientación de producto

Cabe destacar que el enfoque de Citroën se orienta hacia una reinterpretación del coche urbano, con una carrocería de líneas verticales, materiales simplificados y soluciones orientadas a contener costes sin renunciar a una imagen cuidada. Este planteamiento permite ofrecer versiones térmicas y eléctricas con una dotación más moderna, incluyendo pantalla digital central, conectividad avanzada y elementos de confort poco habituales en este rango de precio.

Por otro lado, el Sandero conserva una estructura más convencional, con una estética sencilla, acabados básicos pero robustos, y una habitabilidad interior que se sitúa entre las mejores del segmento. Las versiones con motor GLP añaden la etiqueta ECO, una ventaja destacable para ciertos entornos urbanos. Además, su fiabilidad mecánica, especialmente en las variantes diésel, ha sido ampliamente reconocida en el mercado.

 

Llama especialmente la atención el distinto posicionamiento de ambos modelos: mientras el Sandero mantiene su papel de vehículo funcional y económico sin distracciones, el C3 intenta conjugar accesibilidad con un diseño diferenciador y una experiencia de conducción más refinada. En este sentido, la escasa diferencia de precio entre ambos refuerza el atractivo del Citroën, que añade una presentación más moderna, mayores opciones de electrificación y un enfoque más actual en equipamiento y confort. Valorando el conjunto, el nuevo C3 representa una propuesta más equilibrada y competitiva dentro del contexto urbano.