Audi prepara su desembarco en el segmento de los todoterrenos puros con un modelo de corte clásico, alejado de la filosofía SUV que ha dominado su catálogo en los últimos años. Se trata de un vehículo completamente nuevo, aún en fase de desarrollo, que combinará una arquitectura robusta con un sistema de propulsión 100 % eléctrico y una orientación clara hacia la conducción off-road más exigente. Este proyecto se enmarca dentro de la estrategia del Grupo Volkswagen y compartirá base con la futura gama Scout.
El nuevo modelo utilizará una estructura tipo chasis de largueros, abandonando las plataformas habituales en los eléctricos de la marca como la MEB o la PPE. Esta arquitectura permitirá integrar suspensiones específicas, una mayor altura libre al suelo y un diseño más apto para afrontar terrenos complicados. Las dimensiones del vehículo reflejarán esa ambición: se espera una altura elevada, ejes reforzados y neumáticos de gran perfil, todo pensado para garantizar un comportamiento off-road real.
En cuanto a la mecánica, contará con dos motores eléctricos que ofrecerán una potencia combinada de entre 380 y 500 kW, lo que equivale a un rango aproximado de 517 a 680 CV. Esta configuración asegura una entrega de par inmediata, ideal para superar obstáculos a baja velocidad y con la tracción necesaria en situaciones extremas. La electrónica de gestión permitirá seleccionar múltiples modos de conducción específicos para barro, nieve, arena o rocas, y se complementará con sistemas de elevación de suspensión, bloqueos de diferencial y un sistema de tracción total avanzada.
Un retorno al Quattro más radical y adaptado a la era eléctrica
Lo destacable en este caso es que Audi recupera el concepto más puro del espíritu Quattro, pero adaptado a los estándares técnicos y ecológicos actuales. Este futuro todoterreno no será un SUV camuflado, sino una reinterpretación moderna de los vehículos que marcaron época en el mundo del 4x4. La marca busca dotar al modelo de una capacidad real de uso fuera del asfalto, sin renunciar al confort, la tecnología ni al diseño propio de sus gamas más sofisticadas.
A nivel estético, se anticipa un diseño funcional pero musculoso, con líneas angulosas, protecciones reales en bajos y pasos de rueda sobredimensionados. El interior mantendrá el enfoque premium de la marca, con materiales de alta calidad, pantallas digitales y asistentes avanzados a la conducción. Todo ello, sin perder de vista la ergonomía necesaria para un uso intensivo en entornos rurales o de montaña.
No es ningún secreto que Audi aspira con este lanzamiento a posicionarse frente a referentes como el Land Rover Defender, el Ford Bronco o el Toyota Land Cruiser. El objetivo es ofrecer un producto con auténticas capacidades todoterreno, pero impulsado por una tecnología limpia, moderna y eficiente. Si los plazos de desarrollo se cumplen, el prototipo podría mostrarse antes de finalizar 2025 y la versión de producción llegar al mercado en 2027.
Este proyecto supone un cambio de rumbo relevante para la marca de los cuatro aros, que se adentra en un terreno inexplorado dentro de su gama actual. La combinación entre herencia Quattro, electrificación avanzada y capacidades reales fuera del asfalto podría abrir una nueva etapa para Audi en un segmento donde el carácter, la resistencia y la innovación marcarán la diferencia.