Un catalán de Perpinyà ha protagonizado la escena más azucarada del movimiento de los Chalecos Amarillos. En el noveno sábado de protestas, uno chaleco amarillo pidió ayer matrimonio a su chica, que también se manifestaba.

La escena tuvo lugar delante del emblemático Castellet de la capital del Rosselló entre los aplausos de los presentes.

Con el rugir de las motocicletas de fondo, un ramo de flores en la mano y una corbata amarilla, el hombre se arrodilló en presencia de los 1.500 manifestantes que se concentraron ayer en Perpinyà. La chica, finalmente, aceptó la propuesta.

De hecho, el pasado mes de diciembre, dos chalecos amarillos se casaron simbólicamente en una manifestació en Séméac.

El movimiento de los Chalecos Amarillos va en aumento en Francia, tal como muestran las cifras de las últimas movilizaciones. En la novena semana de protestas, este sábado han salido a la calle más de 84.000 personas, por las 50.000 de la semana pasada, según datos del Ministerio del Interior francés.