El candidato republicano, Donald Trump, se ha llevado los votos del Estado de Ohio en las elecciones en EE.UU. Esta victoria es un buen indicador para Trump, ya que se puede llevar los estados vecinos de Michigan, Pensilvania y Wisconsin, que ya ganó el año 2016 por un margen del 1%, mucho menor al de Ohio. Para Trump sería un paso decisivo hacia la Casa Blanca.

Por el contrario, Biden ha mejorado los resultados de Hillary Clinton en Ohio entre los votantes blancos, fenómeno que se ha repetido en casi todos los estados del nordeste y del medio oeste, donde Biden ha recuperado parte de la fuerza de Obama en el 2008 y en el 2012. En algunos estados Biden no ha tenido suficiente fuerza, pero en Ohio sí. Biden es alguien con quien la población de las franjas urbanas empatiza, un demócrata clásico, próximo a los sindicatos. Pero también cuenta con simpatías entre los blancos de las ciudades pequeñas y la gente más educada de los suburbios. El apoyo a Trump en las áreas más rurales y en los suburbios ricos de las ciudades se ha deteriorado estos cuatro años, castigado por la gestión de la pandemia.

Este año, según muchos analistas, el Estado con más probabilidades de ser decisivo para alcanzar los 270 votos electorales es Pensilvania, más que Ohio. Ohio ha perdido prestigio como estado indicador porque su composición demográfica no ha cambiado como el resto del país. En los EE.UU., un 28% declara en el censo no ser blanco. En Ohio es el 19%. Los habitantes de Ohio también tienen menos nivel educativo que la media del país: el 29% tiene al menos la secundaria, en todo el país es el 33%.

A pesar de la aparente victoria de Donald Trump, los ciudadanos de Ohio, todavía pueden votar hasta el día 13 de noviembre y los resultados definitivos no llegarán hasta el día 18 de noviembre.

Ohio, el barómetro de los EE.UU.

Se considera Ohio el barómetro de los Estados Unidos. Si pasa en Ohio, pasa por todas partes. Solo dos veces este Estado ha votado contra el presidente electo. Desde 1900, Ohio solo se ha equivocado dos veces y votó al candidato perdedor. En 1944, porque el candidato a vicepresidente del republicano Thomas E. Dewey era el gobernador de Ohio (y futuro senador) John W. Bricker. En 1960, Ohio votó a Richard M. Nixon, que perdió con John F. Kennedy.

Los resultados de Ohio a menudo reflejan la media nacional de votos. El Estado ha votado al ganador en todas las elecciones desde 1964 y, además, el porcentaje de votos en Ohio del vencedor desde aquel año nunca se ha desviado más de dos puntos del porcentaje nacional. Finalmente, Ohio ha proporcionado los votos electorales decisivos al candidato ganador más veces (seis en las últimas 30 elecciones) que cualquier otro Estado.

Las elecciones del 2016 hicieron daño a la reputación de Ohio como espejo de las tendencias nacionales de los EE.UU. Por una parte, Trump ganó Ohio por 8 puntos y se llevó el colegio electoral aunque Hillary Clinton se impuso en el voto popular por 2 puntos. Por otro lado, la ola demócrata que ganó las elecciones de medio plazo del 2018 no apareció en Ohio.