El Consejo de Europa ha dado un toque de atención al presidente francés, Emmanuel Macron, y a su gobierno por la actuación policial estos días para contener los incidentes en las calles de París y en otras localidades francesas. La comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, ha manifestado que está alarmada por un "uso excesivo de la fuerza" contra los manifestantes, y ha pedido a Francia que respete el derecho de manifestación.

"Se han producido incidentes violentos, algunos de los cuales se han dirigido a las fuerzas del orden", ha señalado la comisaria en un comunicado. "Pero los actos de violencia esporádicos de algunos manifestantes u otros actos reprobables cometidos por algunos durante una manifestación no pueden justificar el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes del Estado. Tampoco estos actos son suficientes para privar a los manifestantes pacíficos de disfrutar del derecho a la libertad de reunión", ha añadido.

Aparte de las cargas policiales de París, una de las intervenciones policiales más polémicas ha sucedido en Prada de Conflent, en la Catalunya Nord. Los agentes lanzaron gases lacrimógenos (gas pimienta) en una manifestación en la que participaban niños, y algunos de ellos tuvieron que ser atendidos con escozor en los ojos. En la marcha no se produjo ningún incidente, pero los policías quisieron impedir que los concentrados cortaran la carretera.

Los contrarios a la reforma de las pensiones impulsada por el presidente francés han protagonizado este viernes la décima jornada de protestas, con escenas de gran dureza en París y en otras localidades francesas. Aunque pasan los días desde que Macron aprobó por decreto elevar la jubilación de los 62 años a los 64, la movilización no parece disminuir. El gobierno francés está sudando tinta en las calles del país, con una revuelta contra la reforma de las pensiones que, por ahora, crece con dureza cada día que pasa. París es una ciudad en la que a menudo las protestas acaban con incidentes, pero la virulencia de lo que se está viendo estos días ha sorprendido a los medios franceses. Y además se está extendiendo a otras zonas del país, como pasó con el incendio en el Ayuntamiento de Burdeos (Gironda). La situación delicada en que se encuentra la presidencia de Emmanuel Macron queda confirmada también porque el rey de Inglaterra ha tenido que suspender su anunciada visita a París, que era la primera desde que fue coronado. Las autoridades francesas no le pueden garantizar una estancia tranquila, lo que ratifica que la situación es extremadamente grave para el gobierno.

Como Macron no consigue por ahora desactivar la revuelta y en Francia se protege el presidente, la primera ministra, Élisabeth Borne, es quien recibe en primer término la presión del malestar y, según varios observadores, está tambaleando en el cargo. El diario Le Monde, que es ponderado, afirma que Borne está perdiendo apoyos en la mayoría gubernamental y muchos la cuestionan.