El presidente ruso, Vladímir Putin, recibirá este martes en Moscú al enviado especial de los Estados Unidos, Steve Witkoff, en un momento que la Casa Blanca califica de “optimista” con respecto a la posibilidad de un acuerdo para poner fin a la guerra de Ucrania. Al encuentro también podría sumarse Jared Kushner, yerno de Donald Trump y asesor externo en cuestiones diplomáticas, que ha tenido un papel destacado en las conversaciones recientes.
La reunión llega después de dos jornadas de negociaciones en Florida entre responsables ucranianos y estadounidenses –incluyendo a Witkoff y Kushner– para ajustar un plan de paz impulsado por Washington que, inicialmente, había sido percibido como favorable a Moscú. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó los encuentros de “constructivos”, a pesar de remarcar que todavía hay “cuestiones difíciles” pendientes de resolver.
Las líneas rojas de Kyiv
Desde París, tras un encuentro con el presidente francés Emmanuel Macron, Zelenski subrayó que las líneas rojas de Kyiv continúan siendo la preservación de la soberanía ucraniana y la obtención de garantías de seguridad sólidas. Según él, “la cuestión territorial es la más complicada”, especialmente después de que el Kremlin continúe exigiendo cesiones de territorios ucranianos que aún están bajo control de Kyiv, una demanda que Ucrania ha rechazado reiteradamente.
La tensión sobre el terreno añade presión a las conversaciones. Horas antes de la reunión en Moscú, responsables rusos aseguraron haber capturado Pokrovs'k, una ciudad estratégica en el este de Ucrania, así como la localidad fronteriza de Vovtxansk. Sin embargo, fuentes ucranianas no han confirmado que ninguna de las dos haya caído, y plataformas de inteligencia de código abierto apuntan a que aún no han sido completamente ocupadas por las fuerzas rusas. Según Andríi Kovalenko, jefe del centro ucraniano de lucha contra la desinformación, Rusia busca intensificar la presión sobre Kyiv en el marco del plan de paz propuesto.
Las reuniones paralelas de Zelenski
En paralelo, Witkoff ha mantenido reuniones con el primer ministro británico, Keir Starmer, con Zelenski, y con el negociador jefe de Ucrania, Rustem Umerov. Además, líderes europeos participaron virtualmente en el encuentro de Zelenski con Macron, que insistió en que todavía no existe “ningún plan de paz finalizado” y que cualquier propuesta debe contar con la participación de Ucrania y de los aliados europeos.
Macron también remarcó que cualquier decisión sobre concesiones territoriales solo puede corresponder a Zelenski, y recordó que cuestiones como los activos rusos congelados, las garantías de seguridad o el camino de Ucrania hacia la Unión Europea implican directamente a países europeos. A pesar de las críticas al primer borrador del plan de paz –difundido en noviembre y percibido como excesivamente inclinado hacia Moscú–, algunos dirigentes europeos han reconocido el esfuerzo de la administración Trump por intentar avanzar hacia un acuerdo.
¿Semana decisiva?
La jefa de política exterior de la UE, Kaja Kallas, advirtió que la semana puede ser “decisiva”, pero alertó que Moscú solo parece interesada en negociar si obtiene concesiones adicionales. Según ella, existe el riesgo de que la presión internacional recaiga sobre Ucrania, lo que “no es en el interés de nadie”.
El futuro de las conversaciones también depende de otro punto espinoso: las garantías de seguridad para Kyiv. Ucrania y Europa reclaman protección real ante futuros ataques, mientras que Rusia se opone frontalmente y Trump ha dejado claro que no contempla la adhesión ucraniana a la OTAN.