Dos días después de la revuelta del grupo Wagner contra la cúpula militar del Kremlin, las ciudades de Moscú y Vorónezh dejan de estar bajo el régimen de operación antiterrorista. "El jefe del Departamento del Servicio Federal de Seguridad (FSB) para la ciudad de Moscú y la región de Moscú ha decidido anular el régimen jurídico de operación antiterrorista en el territorio de Moscú y la región de Moscú desde las 9 horas del 26 de junio del 2023", han anunciado desde el gobierno ruso.

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De esta manera quedan anuladas todas las restricciones temporales de los derechos de los ciudadanos de estas zonas, así como las atribuciones adicionales a las fuerzas de seguridad otorgada. "Actualmente, la situación en la zona de Moscú es estable", subraya el comunicado del FSB. Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Serguei Sobianin, ha mantenido este lunes como día no laborable, cosa que había decretado el sábado pasado.

Las medidas antiterroristas permiten a las fuerzas de seguridad restringir la libertad de desplazamientos de los ciudadanos, la intervención sin orden judicial de las comunicaciones, tan telefónicas como por internet, e incluso utilizar sus medios de transporte. Todo vuelve al cajón de las excepcionalidades.

24 horas de revuelta en Rusia

A pesar del acuerdo entre el líder de Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el gobierno ruso con intermediación de Bielorrusia, la huella de la revuelta de los mercenarios contra el gobierno de Vladímir Putin no se irá tan fácilmente. El avance sin traba de las tropas privadas de Wagner, el caos en la respuesta del ejército y la gestión a trancas y barrancas del Kremlin deja una Rusia con un presidente debilitado.

En 24 horas, los mercenarios de Wagner pusieron contra las cuerdas al Kremlin. El hecho de que los mercenarios de Wagner se plantaran a pocos kilómetros de la capital rusa sin encontrar prácticamente resistencia, es una gran mancha para el ejército ruso y para el propio Kremlin. El ejército no ha podido parar a los mercenarios hasta que estaban cerca de Moscú y el control de Putin se ha visto afectado, ante una revuelta militar que ha sido sofocada con ayuda externa, es decir, Aleksandr Lukashenko. La mano de hierro del líder ruso ha temblado y todo el país lo ha visto, después de meses de una guerra que desgasta a Rusia.

Mientras el caos reinaba en Rusia, Kyiv aprovechaba la situación. Las fuerzas ucranianas han sacado provecho de la debilidad en el frente para atacar puntos clave del frente en el este del país. Además de combate físico, Kyiv ha explotado la incertidumbre para bajar la moral de su enemigo con declaraciones de los líderes ucranianos que ponían el dedo en la llaga.