El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ha hecho el ridículo en India, cuando ha afirmado que la guerra la empezó Ucrania y el público de la sala ha estallado en carcajadas aunque sobre el papel simpatizaba con él. También se han oído algunos gritos de desaprobación. Eso ha sucedido en un país que mantiene una política de equidistancia entre Ucrania y Rusia, y que la semana pasada se abstuvo en la condena de la ONU a las acciones de Vladímir Putin, como también hizo China. Lavrov ha hecho la polémica afirmación con lenguaje diplomático y literalmente ha indicado: "La guerra se lanzó contra nosotros y estamos intentando pararla". Todo el mundo ha entendido que culpaba a Ucrania.

El ministro de Exteriores ruso también ha culpado a Occidente de los ataques a los oleoductos de Nord Stream del septiembre pasado. "No dejaremos que los vuelvan a sabotear", ha declarado. Lavrov también ha indicado que la gente está sufriendo no por el conflicto, sino por las sanciones y "los chantajes". Añade que a Rusia no le quedó ninguna otra opción que empezar lo que describe como una "operación" en Ucrania.

Mientras tanto, las tropas rusas prácticamente rodean este viernes Bachmut, la ciudad del Donetsk, en el este de Ucrania, que se había convertido en su objetivo desde el agosto pasado. Después de siete meses y dos días de luchas encarnizadas, con una gran resistencia de los ucranianos, hay indicios crecientes de que la ciudad está a punto de caer porque las tropas rusas han rodeado casi completamente a los defensores. Los observadores militares hablan de un "rodeo operativo".

Serguei Lavrov Índia Nova Delhi EFE
Serguei Lavrov en Nueva Delhi EFE

Para las tropas ucranianas en la ciudad eso significa que, aunque todavía pueden moverse dentro de la localidad, están casi constantemente bajo el fuego enemigo. Según el experto militar ruso Ruslan Lewjew, que es crítico con el Kremlin, el área urbana bajo control de los ucranianos todavía mide unos cinco kilómetros de norte en sur. Los pocos observadores independientes que hay en Bachmut, afirman que la situación es "infernal" desde hace días. Según el gobernador de la región de Kramatorsk, Pavlo Kirilenko, todavía hay unos 5.000 civiles en Bachmut, incluidos 37 niños.

Yevgeny Prigozhin, el fundador de la fuerza mercenaria de Wagner, ha sacado pecho por el avance de las tropas rusas, y ha confirmado que participan efectivos de este grupo, conocido por sus prácticas sanguinarias. Según The New York Times, aunque Ucrania ha hecho una defensa firme de la ciudad, en las últimas semanas las fuerzas de Moscú han conseguido ganancias que ponen en peligro las principales carreteras de entrada y salida de la ciudad. "El reto de los comandantes ucranianos en estos momentos es asegurarse que, si es necesaria una retirada, la ejecuten en el momento adecuado, minimizando las pérdidas después de resistir el tiempo que puedan. El riesgo más grave para las fuerzas ucranianas es que sean rodeados, atrapados y asesinados en gran número", añade.