José Antonio Kast es un político chileno de ultraderecha que se ha convertido en una figura central del panorama político de Chile tras ganar con contundencia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Con el 58,1% de los votos, Kast se ha impuesto a la candidata de la coalición de centro-izquierda, Jeannette Jara, en unas elecciones marcadas por el sufragio obligatorio y por un aumento significativo del voto en blanco y nulo. Su victoria lo convierte en el primer defensor declarado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989) que llega a la presidencia del país desde el retorno de la democracia.
Pasado nazi y defensor de Pinochet
Kast se definece como ultraliberal y proviene de una familia de migrantes alemanes con pasado nazi, un elemento que ha sido recurrentemente mencionado en el debate público alrededor de su figura. Ideológicamente, está alineado con postulados de extrema derecha, tanto en el ámbito económico como en el social y político. Durante la campaña y tras su victoria, ha defendido políticas represivas para contener la migración irregular y la violencia, aunque en su discurso como presidente electo rebajó el tono y pidió paciencia, advirtiendo que los cambios no se pueden hacer en poco tiempo.
Otro elemento central del perfil de Kast es su religiosidad. Es seguidor de la secta ultracatólica Schoenstatt, y en su primer discurso tras las elecciones atribuyó su victoria a Dios, a quien pidió sabiduría y templanza para el gobierno que comenzará el 11 de marzo. En sus palabras, subrayó que para las personas de fe nada sucede sin una relación directa con Dios, y calificó el resultado electoral como una gran responsabilidad
El plan político de Kast
En el plano político, Kast ha apelado a la unidad nacional y prometió gobernar “para todos los chilenos”. Agradeció el apoyo de figuras clave de la ultraderecha y de la derecha tradicional, como Johannes Kaiser y Evelyn Matthei, hija de un general de la junta de Pinochet. También reconoció el “coraje” de su rival, pidiendo respeto a pesar de las profundas diferencias ideológicas.
En su discurso tras la victoria en la segunda vuelta, dejó claras cuáles serán las líneas maestras de su futuro gobierno. El presidente electo situó la seguridad, la inmigración y el progreso económico como prioridades centrales, y ha afirmado que Chile “necesita orden en las calles y en el Estado”, una declaración que refuerza su discurso de endurecimiento de la autoridad y de control institucional como ejes de su proyecto político.
Su llegada al poder se inscribe en un contexto regional e internacional marcado por el ascenso de la extrema derecha. Kast recibió felicitaciones de diversos líderes de este espacio político, como el presidente argentino Javier Milei, con quien afirmó compartir “sueños” y la voluntad de promover “las ideas de la libertad” en América. También recibió el apoyo de dirigentes europeos como Santiago Abascal, líder del partido español Vox.
Así, José Antonio Kast emerge como una figura que concentra continuidades con el legado autoritario de Chile, una fuerte identidad ideológica ultraconservadora y una proyección internacional alineada con los movimientos de extrema derecha que ganan peso en todo el mundo.