Los israelíes que trabajan en Ucrania no hacen ni caso a los llamamientos que ha hecho su gobierno para que abandonen el país ante el riesgo de que se produzca una guerra con Rusia. Hasta ahora, de los 10.000 israelíes que se calcula que viven en Ucrania, sólo 3.100 han vuelto, y todo indica que la mayoría no ven que exista un peligro que justifique la repatriación, según la prensa israelí. El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Lior Haiat, se ha mostrado contrariado por esta tranquilidad que muestran sus conciudadanos. "Nos preocupa la complacencia de los israelíes que permanecen en Ucrania. La valoración de la situación sigue siendo que todavía existe una posibilidad de escalada", ha advertido. A causa de esta situación el ministerio de Asuntos Exteriores ha abierto una oficina en Lvov, en el oeste de Ucrania, fuera de la zona peligrosa fronteriza con Rusia, que se utilizará tanto para los servicios consulares de emergencia como en caso de necesidad de evacuar la embajada de Kiev.

No se tiene que confundir la cuestión de los israelíes con la de los judíos de Ucrania, que están en el país con una larga tradición que viene la edad media. Fue allí donde se instauró el jasidismo en el siglo XIX, aunque entonces era Polonia. Durante el nazismo miles y miles de ellos fueron masacrados y muchos supervivientes se marcharon a Israel. Actualmente se calcula que hay 43.000 judíos en el país, pero unos 200.000 se calcula que tienen origen judío y podrían acogerse a la ley del retorno israelí, que les ofrece un hogar. En caso de guerra, se les ofrecerá alojamiento y dos comidas al día en hoteles y albergues de todo Israel de manera gratuita, y con los gastos pagados por el gobierno israelí, según el Jerusalem Post. El Ministerio de Aliá e Integración tiene previsto reservar centenares de habitaciones en caso de un ataque ruso a Ucrania y de una hipotética ola masiva de inmigración.

Mientras tanto, después de reunirse con los titulares de Defensa en Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha anunciado que la Alianza está planteando enviar refuerzo militar al Este de Europa después de mostrarse muy escépticos por una supuesta retirada de Rusia de la península de Crimea. Concretamente, los grupos de batalla de la OTAN se encuentran en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, liderados por el Reino Unido, Canadá, Alemania y Estados Unidos. Francia se ha ofrecido a liderar un batallón en Rumania, mientras que el Reino Unido ya ha anunciado que doblará el número de soldados de tierra, mar y aire desplegados en la zona. Según ha dicho Stoltenberg, el plan para desplegar nuevos grupos de combate al este del continente está ahora en manos de los mandos militares de la OTAN, que serán los que decidirán "el alcance y el potencial" del despliegue. Por otra parte, el secretario general de la OTAN ha vuelto a subrayar que no ven "signos de desescalada sobre el terreno" ni "retirada de tropas ni equipamiento" por parte de Moscú, y que, por lo tanto, una invasión rusa todavía es "inminente".