La pasada primavera, la serie Adolescence de Netflix, se convirtió en un fenómeno mundial. Seguía la historia, en cuatro capítulos, de un chico de 13 años que era acusado de matar a una compañera de clase. Esta serie, muy premiada, sirvió también para abrir debates necesarios sobre el machismo, el acoso en las redes sociales, el distanciamiento entre padres e hijos durante una etapa muy compleja y también sobre la realidad paralela que los jóvenes creen vivir a través de internet. En el Reino Unido, el impacto todavía fue mayor, un país donde los datos de violencia machista (allí se habla de "abuso doméstico") son espeluznantes y en 2024 se declaró la emergencia nacional ante un aumento del 37% de los casos de violencia contra las mujeres, con casi dos millones de afectadas. Con este escenario, el gobierno de Keir Starmer ha anunciado una nueva estrategia que afecta a las generaciones más jóvenes de británicos: los chicos de más de 11 años podrán estar obligados a hacer cursos para diferenciar entre la pornografía y una relación real. Estos irán dirigidos a los que tengan un comportamiento más abusivo contra las mujeres: no solo hacia sus parejas sino también contra las hermanas y madres.
Vamos a intentar que sea imposible que los niños tomen, compartan o vean una imagen desnuda, y estamos prohibiendo las aplicaciones que crean deepfakes.
— Keir Starmer (@Keir_Starmer) December 18, 2025
Aquí están los detalles:
Formación para los profesores
El hecho de que, en muchos casos, la pornografía sea el primer contacto de los jóvenes con el sexo tiene efectos muy negativos que el gobierno del Reino Unido quiere intentar paliar. El encargado de presentar el plan ha sido el primer ministro, Keir Starmer, que se ha desplazado hasta un instituto de Londres para explicarlo, poniendo el foco sobre un reforzamiento del profesorado, que ven como un elemento clave para detectar los primeros síntomas de la radicalización de los menores. "Queremos darles apoyo para que identifiquen la misoginia e intervengan cuando encuentren las primeras señales de alerta" y que normalmente a los progenitores se les escapan porque los adolescentes se encierran en ellos mismos y en sus habitaciones nada más llegar a casa. Los profesores recibirán así formación para identificar estas conductas. Toda la estrategia del gobierno británico, dotada de 20 millones de libras, no se olvida, pero de los padres, para que estos también puedan identificar comportamientos sexistas de sus hijos en casa. Las cifras son claras: entre las adolescentes que han tenido una relación o que tienen pareja, un 40% considera que han sufrido una situación de abusos.