Lo que tenía que ser una entrada solemne a la sede de las Naciones Unidas para Donald Trump, su mujer Melania y toda la delegación estadounidense, se ha convertido en una escena inesperadamente cómica. El presidente de Estados Unidos y la primera dama, han posado brevemente para las cámaras antes de acceder a las escaleras mecánicas del edificio. Sin embargo, justo cuando han puesto los pies, el mecanismo se ha detenido de golpe y Melania se ha tambaleado brevemente y ha tenido que agarrarse con fuerza para no caer hacia atrás. Trump y su mujer se han quedado inmóviles y mirando a los lados buscando a un responsable, pero al ver que nadie de la organización se acercaba ni lo arreglaba, las han tenido que subir a pie. El magnate americano no ha tardado en convertir la incidencia en material para su discurso. Ha asegurado que, si Melania no hubiera estado “en buena forma”, habría caído.

La anécdota no ha quedado aquí. Una vez ha llegado al atril, el teleprompter destinado a proyectar sus palabras tampoco ha funcionado. Después de unos segundos de silencio y miradas de impaciencia, Trump ha decidido improvisar: “Estoy muy feliz de estar aquí, y así puedo hablar desde el corazón. Pero quien esté operando este teleprompter tendrá grandes problemas”, ha dicho, provocando carcajadas entre los asistentes. Finalmente, durante su largo discurso de 20 minutos, ha rematado con ironía: “Eso es todo lo que he recibido de la ONU: unas escaleras estropeadas y un teleprompter estropeado”.

Finalmente, el dispositivo se ha reparado y el presidente ha podido reanudar su intervención. Sin embargo, los dos contratiempos —la escalinata parada y el teleprompter estropeado— han marcado el inicio de su paso por la Asamblea General y han servido de munición para un nuevo ataque sarcástico contra la ONU. Organización en la cual, durante su discurso, ha dejado atrás la broma y el sarcasmo y la ha atacado duramente, afirmando que las Naciones Unidas son un organismo “incapaz de hacer nada más que escribir cartas enérgicas y hablar con palabras vacías”. “Es triste ver que la ONU no consigue tener un papel importante. Por eso he venido yo, a hacer el trabajo que ellos no hacen,” ha dicho ante una sala fría y prácticamente sin aplausos.