La extrema derecha se esparce por los gobiernos europeos, si no gobierna directamente se convierte en un socio clave. Este es el caso de Suecia donde ha nacido un nuevo gobierno inédito hasta el momento: conservadores con el apoyo de la extrema derecha. El apoyo de las dos fuerzas se ha constado este lunes, cuando el Parlamento sueco ha escogido como nuevo primer ministro al conservador Ulf Kristersson. De esta manera empieza el camino conjunto del partido de Kristersson, democratacristianos, y Demócratas de Suecia (SD), en sus siglas en sueco, un partido de extrema derecha.

Kristersson ha recibido 176 votos a favor y 173 en contra, de manera que se cumple la condición establecida en el sistema sueco para ser elegido primer ministro: no tener en contra la mayoría de la Cámara, fijada en 175 escaños. El Partido Socialdemócrata, al poder las dos pasadas legislaturas, fue el más votado a las elecciones legislativas del 11 de septiembre con el 30,3%, por delante de SD (20,5%) y los conservadores (19,1%). La suma de las fuerzas de derechas ha dejado fuera a los socialdemócratas, que ven con impotencia cómo los conservadores han roto los pactos del cordón sanitario a la extrema derecha.

Hasta el momento, la extrema derecha se había mantenido alejada de las otras fuerzas parlamentarias en Suecia. Sin embargo, a Kristersson no le ha temblado el pulso para alargarles la mano. Todo ha despertado polvareda en la política sueca. El Partido Socialdemócrata ha asegurado que se trata de un Ejecutivo "débil", pero ha alertado que estará dirigido "en buena parte" por SD, según informa Efe.

Demócratas de Suecia: pasado e influencia

El partido tiene unas marcadas raíces neonazis que se remontan a su fundación durante la década de los 80. No fue hasta el 2010 que llegaron al Parlamento, aquel mismo año fue sometido a un "cordón sanitario" por el resto de fuerzas desde su entrada. Esta estrategia ha permitido a los socialdemócratas gobernar en minoría las últimas dos legislaturas. Ahora, los conservadores tiran en la papelera la estrategia conjunta para servirse de la extrema derecha para llegar al poder.

La alerta de los socialdemócratas sobre la influencia de SD se está cumpliendo ya en el acuerdo de gobierno, donde se promete endurecer política de inmigración y los criterios para adquirir la nacionalidad sueca, así como las medidas en la lucha contra la criminalidad ejercida supuestamente por bandas de delincuentes: duplicar las penas o permitir testigos anónimos. También se estudiará una prohibición nacional de la mendicidad. Además, se prevé un cambio en las políticas de refugiados. Todo son demandas de la extrema derecha, que aunque no entra per se dentro del Ejecutivo, presumen de una gran influencia.