Desde que el papa Benedicto XVI renunció el cargo ya hace casi 10 años, su figura ha desaparecido de la pública y sus reapariciones son muy contadas, así como las declaraciones que haya podido hacer a los medios de comunicación. Durante el papado de Francisco, se ha mantenido en silencio y ha protagonizado muy pocas polémicas, aunque la más chalada es su posible encubrimiento de un caso de abusos sexuales en una diócesis alemana de la cual el papa emérito era el pastor. Ahora, aunque el caso estalló en el 2016, Benedicto XVI ha decidido que quiere explicar su versión de estos hechos que suponen una mancha oscura en su vida y lo hará en un juicio abierto en un tribunal sur de Alemania para desvanecer todas las dudas sobre si Benedicto XVI encubrió a un sacerdote pederasta cuando era el arzobispo de Múnich. Sea como sea, no hay ninguna posibilidad de que el papa emérito, de 95 años, sea encarcelado por estos hechos.

¿Qué pasó exactamente? En el 2016, cuando Benedicto hacía tres años que había renunciado a ser Papa de Roma, trascendieron acusaciones de abusos contra el sacerdote Peter Hullerman, que había sido trasladado a Múnich después de ser declarado culpable de abusos en Essen, otra ciudad alemana. La gran duda es saber si Ratzinger aceptó su llegada, siendo consciente de los motivos por los cuales había sido trasladado Hullerman y si lo encubrió, con las posibles consecuencias que podría tener eso para el anciano. Tal como confirmó ayer la vicepresidenta de la Audiencia Provincial de Traunstein, Andrea Titz, "es cierto que el papa emérito haya expresado ahora su intención de defenderse".

Ratzinger asegura que no era consciente de los abusos

El demandante asegura que fue víctima de estos abusos sexuales durante los años 90 por parte del sacerdote Peter Hullerman, en el sur de Alemania. Aunque el caso ya ha prescrito, y, por lo tanto, la demanda no es relevante penalmente, la víctima que ahora tiene 38 años quiere que su situación sea juzgada por la vía civil y que los demandados reconozcan los hechos. En este sentido, presentó una denuncia contra el autor de los hechos y también contra el arzobispado y los dos antiguos arzobispos de Múnich, Friedrich Wetter y el papa Benedicto XVI, cuando faltaban todavía años para que dejara de ser Jospeh Ratzinger. En su caso, el demandante considera que contra el papa emérito recae responsabilidad institucional.

Inicialmente, cuando este caso estalló en el 2016, Benedicto XVI aseguró que desconocía el caso a través de las declaraciones de su secretario personal, Georg Gänswein. Este supuesto desconocimiento, sin embargo, duró poco, ya que acabó admitiendo que no había ido a una reunión en que se abordó el caso de este sacerdote abusador, aunque aseguraba que su ausencia fue "por error". A principios de enero lo reconoció y aseguró que había sido un "error no intencionado y espero que sea disculpable".