El principal escenario de la movilización promovida en España por Estado Islámico (EI) desde 2013 es la provincia de Barcelona si no se distingue entre la nacionalidad de los detenidos puestos a disposición judicial por actividades relacionadas con EI desde aquel año. Si se descartan los extranjeros y se cuentan sólo los detenidos de nacionalidad española, el foco de actividad de EI hay que situarlo entre jóvenes de segunda generación nacidos y residentes en Ceuta.

El perfil sociológico más frecuente entre esos detenidos los caracteriza como hombres jóvenes, casados y con hijos, tanto españoles como marroquíes, en su mayoría con estudios secundarios y cuya tasa de desempleo es similar a la de la población española en su conjunto. No es inusual que tengan antecedentes penales. Si bien de ascendencia musulmana, su conocimiento del islam y de la sharía o ley islámica suele ser elemental. 

Es decir, que tal vez la motivación económica no sea la principal en su decisión de radicalizarse ni tampoco su fe religiosa, aunque ambos factores juegan un papel en la decisión de unirse a la yihad.

Así se concluye del informe Estado Islámico en España, elaborado anualmente por Fernando Reinares y Carola García-Calvo para el Real Instituto Elcano, uno de los think tanks oficiales del Gobierno español.

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Ese perfil no es incompatible con que se registren porcentajes significativos de mujeres, conversos y universitarios entre esos detenidos.

Dónde se radicalizan

La radicalización de esos detenidos en la ideología del salafismo yihadista propia de Estado Islámico se inicia tras el auge de esa organización terrorista en 2013. Se desarrolla sobre todo en entornos que combinan ámbitos offline y online, aunque el número de individuos radicalizados sólo offline es marcadamente superior al de los radicalizados únicamente online.

Domicilios privados, lugares de culto y centros culturales islámicos, espacios al aire libre, así como prisiones, destacan entre los ámbitos de radicalización offline.

Hay dos factores de asociación diferencial que ayudan a entender por qué determinados individuos se radicalizaron en cierto lugar mientras otros de similares rasgos sociodemográficos, en el mismo o diferente sitio, no hicieron suya la ideología de EI, dice el informe. "Por una parte, la existencia de contacto físico directo con un agente de radicalización al que generalmente se atribuye cierto carisma. Por otra, los lazos sociales preexistentes basados en vínculos de vecindad, amistad o parentesco".

Motivación ideológica y utilitaria

El tipo de motivaciones individuales que les han llevado a adherirse a EI y, eventualmente, a participar en actividades terroristas son más bien de carácter ideológico y utilitario, mucho más relevantes que las de índole existencial e identitaria o que las de carácter emocional y afectivo.

La idea de yihad terrorista como imperativo religioso, el convencimiento de que es eficaz y de que su éxito queda de manifiesto con la proclamación del califato, al igual que los incentivos selectivos o recompensas materiales y no materiales, mueven más a la implicación en EI que la posibilidad de encauzar distintos tipos de emociones o encontrar una salida a crisis vitales o a conflictos de identidad.

Además, según los testimonios orales o escritos que han dejado los detenidos, el odio, principal pero no exclusivamente hacia occidentales que son descritos como infieles y hacia chiíes considerados apóstatas, está generalizado entre ellos y a menudo se combina con otro tipo de motivaciones individuales.

Células y redes

Los patrones típicos de implicación yihadista en favor de EI tanto dentro como fuera de España incluyen un cierto gregarismo. La inmensa mayoría de los detenidos se hallaban implicados en compañía de otros y no aislados o en solitario. En concreto, como integrantes de células, grupos o redes, más de nueva formación y alcance transnacional que regeneradas y confinadas en sus actividades al territorio español.

En el seno de dichas agrupaciones, los detenidos contribuían sobre todo a funciones de radicalización, reclutamiento, envío de combatientes terroristas extranjeros a Siria e Irak; difusión de propaganda o financiación para cubrir las necesidades de la yihad. Una amplia mayoría de esos detenidos se habían desplazado a Siria e Irak, lo habían intentado o tenían intención de hacerlo. Pese a lo cual, un tercio de ellos pertenecía a células, grupos o redes con capacidades operativas y que tenían voluntad de atentar en España.

Intervención o prevención

Los expertos del Instituto Elcano indican que la sociedad española es consciente de la amenaza terrorista que EI implica. Desde el punto de vista institucional, las más de 40 operaciones policiales contra EI desde 2013 ponen de manifiesto que esa preocupación tiene una cierta eficacia en la actividad del Gobierno. Señalan, sin embargo, que el actual enfoque preventivo del Estado "no está exento de inconvenientes" y confían que ayudará a vencerlos la reforma del Código Penal de 2015, popularmente llamada Ley Mordaza.

Reinares y García Calvo apremian a aplicar localmente el Plan Estratégico de Lucha contra la Radicalización Violenta y dar prioridad a la cooperación bilateral con Marruecos y la multilateral en la Unión Europea.

También son partidarios de que España favorezca "iniciativas legítimas de la comunidad internacional en zonas que son foco de la amenaza de EI", sin especificar si debe entenderse ahí una velada alusión a la presencia o apoyo militar en Siria, Irak y otros escenarios de actividad armada regular de EI. Abogan, además, por la revisión de la Estrategia Integral Contra el Terrorismo Internacional y la Radicalización consensuada en el Congreso en el ámbito del pacto antiyihadista.

Los gráficos provienen del estudio "Estado Islámico en España".