Las autoridades alemanas identificaron a Anis Amri, el joven tunecino que atentó el pasado 19 de diciembre contra un mercado navideño de Berlín, como una amenaza en febrero del 2016, pero decidieron que era improbable que atacara, según informa el Sueddeutsche Zeitung. Informes de inteligencia recibidos en esta fecha indicaban que Amri había estado en contacto con supuestos miembros de Estado Islámico y que se ofreció para ejecutar un atentado suicida.

Amri, según un reportaje elaborado conjuntamente por el diario alemán y las cadenas NDR y WDR a partir de documentos de seguridad, incluso quería comprar armas para atentar en Alemania y buscaba cómplices para eso. Pero sin embargo, las autoridades alemanas determinaron que no suponía una amenaza tan real como para actuar en el ámbito procesal y se limitaron a ordenar su deportación a la nación magrebí, de donde salió en el 2011 hacia la isla italiana de Lampedusa.

El atentado de Berlín ha llevado a los partidos políticos a reclamar al gobierno de Angela Merkel nuevas medidas de seguridad. En su discurso de Año Nuevo, la canciller alemana ya admitió que el terrorismo yihadista es la mayor amenaza para el país.

La noche del 19 de diciembre, Amri robó un camión, mató el conductor –un hombre de nacionalidad polaca– y lo estrelló contra el mercado navideño próximo a la Iglesia del Kaiser Guillermo. Un total de 12 personas murieron y 56 quedaron heridas. Amri, que había jurado lealtad a lo Estado Islámico y que la organización terrorista identificó después como uno de sus "soldados", fue abatido días después en Milán después de pasar por Francia y, por lo visto, otros países europeos.