El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido hacer marcha atrás y dejar de separar de sus padres a los hijos de inmigrantes que entren de forma irregular al país a través de la frontera con México. Después de la avalancha de críticas internacionales, ahora Trump ha asegurado que ha firmado un decreto para "mantener a las familias unidas".

Sin embargo, el presidente, ha advertido que mantendrá una política de "tolerancia cero" con los inmigrantes que entren en los EE.UU. de forma irregular, que serán acusados de crímenes federales. Por lo tanto, el orden de Trump prevé que las familias sean detenidas conjuntamente mientras se tramita su caso.

"No me gusta ver familias separadas", ha dicho Trump después de recibir las críticas del Canadá, el Reino Unido, la Unión Europea o, incluso, la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen. Hasta ayer, el presidente norteamericano justificaba la medida argumentando que, para detener a los padres, "hay que sacarles el niños".

Desde que a mediados de marzo los EE.UU. anunciaron una política de mano dura con la inmigración irregular, unos 2.000 menores fueron separados de sus padres cuando intentaban entrar en el país. Eso se producía porque, al procesarlos por crímenes federales, los padres eran cerrados en prisiones y, los hijos, enviados en centros de acogida. En muchos casos, padres e hijos perdían el contacto.