La joven cubana Grettel Landrove, una de las tres supervivientes del accidente aéreo ocurrido el pasado viernes en La Habana, falleció hoy a causa de las graves heridas sufridas en el siniestro, lo que eleva la cifra total de víctimas a 111, informó una fuente del hospital donde estaba internada. Landrove, que tenía 23 años y residía en La Habana -aunque era originaria de Holguín-, murió a las 15.45 hora local en el hospital Calixto García de la capital, donde se encontraba ingresada desde el día del accidente con pronóstico crítico extremo.

El vuelo DMJ-972 de Cubana de Aviación y operado con un Boeing 737 de la aerolínea mexicana Global Air se estrelló el 19 de mayo con 113 personas a bordo poco después de despegar del aeropuerto de La Habana, por causas que aún se investigan. La joven fue rescatada con vida de los restos del avión, pero los médicos estaban preocupados por el "daño neurológico severo" que presentaba. Según el parte médico de este lunes, difundido antes de la muerte de Grettel Landrove, las tres supervivientes continuaban en estado "crítico extremo con posibilidades de complicación", y en dos de los casos con "pronóstico desfavorable" debido a la severidad de las heridas.

Landrove, hija única, era bailarina de la compañía de danza española Ecos, actividad que compaginaba con sus estudios de sexto año en la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Tecnológica de La Habana (Cujae). Poco después de conocerse la noticia de su fallecimiento, las redes sociales -sobre todo Facebook, la más empleada en Cuba- se inundaron de manifestaciones de dolor y apoyo a sus familiares. Las dos supervivientes que permanecen internadas en el Calixto García son Maylén Díaz, de 19 años, y Emiley Sánchez, de 39, ambas de Holguín, la provincia adonde se dirigía el avión accidentado y en la que residían 67 de las víctimas.

La investigación sigue su curso por las autoridades cubanas

La muerte de una de las tres supervivientes del accidente aéreo ocurrido el viernes en La Habana elevó hoy a 111 las víctimas del siniestro, mientras prosiguen las pesquisas sobre las causas por las que se estrelló el Boeing 737 de la aerolínea mexicana Global Air operado por Cubana de aviación. Se trata de 100 personas de nacionalidad cubana y once extranjeros, de los que siete eran mexicanos -los seis miembros de la tripulación y una turista-, dos argentinos, un saharaui y un saharaui-español.

Todo el país sigue con atención la evolución de las supervivientes, el único atisbo de esperanza en medio de una de las peores tragedias en la historia de la aviación civil cubana, y que este lunes se vio ensombrecido por la muerte de la joven Grettel. La investigación, mientras, sigue su curso dirigida por las autoridades cubanas con la colaboración de expertos de México, país de origen de la compañía propietaria del aparato siniestrado, a los que se esperaba que se sumaran en breve peritos de las aseguradoras procedentes de Europa y representantes de Boeing llegados de Estados Unidos.

En la isla hoy hubo mutismo sobre los avances en las pesquisas, centradas en recuperar los restos de la aeronave y en la búsqueda de la segunda de las cajas negras -la de datos-, pues la primera, que registra el sonido en la cabina de mando, fue hallada horas después del accidente, aunque no se ha difundido su contenido. El vuelo DMJ-972 se estrelló en una zona de cultivos a un kilómetro del aeropuerto de La Habana, de donde había despegado minutos antes. Las principales novedades llegaron desde México, cuyas autoridades suspendieron hoy de forma temporal las operaciones de Global Air, mientras se investiga lo sucedido.

Esta firma, según las autoridades mexicanas, ya había sido suspendida temporalmente en dos ocasiones durante los últimos ocho años: en 2010 por un fallo técnico que provocó un aterrizaje de emergencia y en 2013 a raíz de la demanda de un piloto que denunció irregularidades técnicas en el funcionamiento de uno de los aviones.

La Dirección General de Aeronáutica Civil de país azteca informó en un comunicado de que la compañía propietaria del avión será sometida a una "verificación extraordinaria mayor" para comprobar si cumple con todas las normativas requeridas y para "recopilar información" sobre el accidente. Registrada bajo el nombre de Aerolíneas Damojh, la firma cuenta con una flota de tres aeronaves y disponía hasta ahora de autorización para fletar aviones y tripulación a otras compañías.

A la vez, prosigue en el Instituto de Medicina Legal de La Habana la identificación de los cadáveres de las víctimas, cuyas familias esperan alojadas en un hotel de La Habana donde siguen atendidas por médicos y psicólogos. Ya han sido reconocidos y entregados a sus allegados los restos de 40 de los fallecidos en el accidente, todos de nacionalidad cubana, según precisó el director del Instituto de Medicina Legal cubano, Sergio Rabell.

Por ahora no se ha identificado a ninguna de los once víctimas extranjeras, entre las que hay siete mexicanos (entre ellos los seis miembros de la tripulación), dos argentinos y dos saharauis, de los que uno tiene también pasaporte español. Respecto al reconocimiento de los seis tripulantes del vuelo, el forense indicó que ya tienen gran parte de la información "y la mayoría de las muestras de ADN han sido tomadas" a sus familiares llegados desde México. Los tripulantes eran el comandante Jorge Núñez, el primer oficial Miguel Ángel Arreola, la sobrecargo mayor María Daniela Ríos, las sobrecargos Abigail Hernández y Guadalupe Beatriz Limón, y el técnico en mantenimiento Marco Antonio López.

También se ha avanzado con los dos fallecidos de nacionalidad argentina, el matrimonio de turistas formado por Dora Beatriz Cifuentes y Oscar Hugo Almaras, de quienes las autoridades argentinas aportaron información y "están enviando el perfil genético" de la pareja. "Tenemos el cien por cien de certeza" de que cada cuerpo que se entrega se corresponde con la identidad del fallecido, subrayó Rabell, quien insistió en que el proceso "puede tornarse largo". A medida que prosiguen los reconocimientos, las familias han comenzado a enterrar a sus seres queridos, varios de ellos en la provincia de Holguín (a unos 700 kilómetros de La Habana), a donde se dirigía el avión siniestrado y de donde eran 68 de las 111 víctimas.