Si la incomodidad por el calor del verano no fuera suficiente a la hora de dormir, llega el temido zumbido. Bzzz, bzzz, bzzz, suena bien cerca de la oreja. No puede ser, hay un mosquito en la habitación. ¿No puede volar en otro rincón del dormitorio? Algunos conseguirán ignorar el zumbido (a riesgo de levantarse llenos de picaduras y dormirse, pero otros se levantarán de mala gana de la cama con la chancla, el espray o el arma oportuna para acabar con el insoportable insecto y así poder dormir en paz. En cualquier caso, ambos se preguntarán: ¿cuál es el motivo por el que los mosquitos vuelan tan cerca de la oreja?

🏖️ 5 planes de verano en Catalunya que tienes que hacer con tus amigos sí o sí
 

🌃 Las mejores actividades para disfrutar las noches de verano en Barcelona
 

Los insectos hematófagos son aquellos que se alimentan principalmente de sangre. Este es el caso de las hembras de mosquito, que son las únicas que pican, ya que los machos se alimentan de néctar. Estos dípteros tienen unos receptores sensoriales en el cerebro y las antenas que les permiten detectar el dióxido de carbono, el olor y el calor corporal de sus presas. En concreto, lo primero que hacen es buscar una fuente de dióxido de carbono (CO₂), gas que los humanos emitimos continuamente cuando respiramos y que son capaces de detectar a una distancia de entre 10 y 50 metros. Cuando han localizado la fuente de CO₂ se acercan, pero todavía no escogen un sitio para picar, sino que todavía utilizan la vista y los receptores térmicos para detectar a la víctima y escoger el mejor trozo de piel.

Así pues, el mosquito no busca específicamente nuestra oreja, pero en el momento en el que detecta el dióxido de carbono que exhalamos se acerca a nosotros y sobrevuela cerca de nuestra cara evaluando si somos una buena presa. Y entonces es cuando oímos su zumbido muy cerca. El hecho de que suceda justo cuando vamos a dormir se explica por el hecho que el dióxido de carbono está más concentrado, no hay ruido de ambiente y estamos más quietos. Con todo, si en algún momento del día hemos detectado un mosquito y lo estamos buscando en una habitación, es posible que lo veamos acercarse directamente hacia nosotros y oigamos su zumbido.

El hecho de que un mosquito pique más a algunas personas que a otras en parte se puede explicar por la cantidad de dióxido de carbono que exhala cada una. De media, una persona produce un kilogramo de CO₂ al día, que representa unos cien miligramos por minuto. Pero la cantidad final dependerá de varios factores, como la dieta y el ejercicio. Así, una persona que consume más grasas emitirá más dióxido de carbono, y, por otra parte, aquellas personas que hacen ejercicio necesitan oxigenar más los músculos, y, por lo tanto, emiten más dióxido de carbono. Los adultos también producen más CO₂ que los niños.

Con todo, cabe decir que el dióxido de carbono no es el único responsable de que los mosquitos nos detecten. Varios estudios han comprobado que el olor corporal también juega un papel esencial. En concreto, se sienten atraídos por el ácido láctico, un componente del sudor que los mosquitos detectan especialmente en los pies o en las palmas de la mano. Finalmente, la temperatura corporal también es un indicador que permite a estos insectos identificar los mamíferos y elegir la mejor fuente de sangre por alimentarse.