El triángulo geográfico formado por la provincia italiana de Friul; la República de Eslovenia y la península croata de Istria ha sido una de las regiones más disputadas de la historia de Europa. El valle del río Isonzo (en italiano) o Soča (en esloveno), es la costura que —a orillas del Mediterráneo— conecta las dos Europas, la oriental —de tradición griega y bizantina— y la occidental —de fábrica romana y carolingia—. Y eso es lo que fuimos a "descubrir". Esta intersección de mundos que, desde el inicio de la historia, se han disputado el control de este pasillo: celtas gálatas, celtas ilirios, romanos, eslovenos carantanios, magiares, bávaros, carolingios, venecianos, austríacos, franceses, italianos, yugoslavos y croatas.

Pero, nuestra “aventura eslovena” iba más allá. La inmersión en la riquísima historia de este enigmático triángulo se completaría con el “descubrimiento” de sus grandes espacios naturales. Y al “descubrimiento” de Aquileia, Udine, Kovarid, Mostar-na-Soci, Bled, Liubliana, Portoroz, Porec, Rovinj, Pula y Trieste; y sumaríamos el “descubrimiento” del enigmático delta del río Isonzo; de los espectaculares lagos de los Alpes Julianos; del impresionante sistema de cuevas subterráneas de los Alpes Dináricos; de los sugerentes campos de viñedos de la región de los Nanos; y de la recortada costa de la península de Istria, formada por docenas de misteriosas playas de guijarros.

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Primera jornada de nuestra aventura eslovena. El Friul: Aquileia y Udine

1. Aquileia (Friuli Italia). Cedida Eugeni Sedano
1. Aquileia (Friul Italia). Cedida Eugeni Sedano

Nuestra “aventura eslovena” comenzó en tierra italiana. En la provincia autónoma de Friul. Después de aterrizar en Venecia, nos desplazamos hasta la enigmática Aquileia, en el delta del Isonzo. En tiempos de la Loba Capitolina, fue una de las cinco ciudades más pobladas del Imperio. En cambio, actualmente es un pequeño pueblo de unos mil habitantes, pero con una monumental basílica paleocristiana que exhibe los mosaicos romanos mejor conservados del mundo (siglo V). Saliendo de la enigmática Aquileia, pasamos el resto de la jornada en la coqueta Udine, capital de la provincia y receptáculo de curiosos edificios —como la Loggia del Lionello— de la época medieval veneciana. 

2. Udine (Friuli Italia). Cedida Neus Aranda
2. Udine (Friul Italia). Cedida Neus Aranda

Segunda jornada. Entramos en Eslovenia. Kovaric y Most-na-Soci

Al inicio de la segunda jornada ya pisamos tierra eslovena. Nada más salir de Udine, cruzamos la frontera y nos adentramos por una carretera de montaña hasta el pueblo de Kovaric; escenario de diversas batallas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En Kovaric nos esperaba Aurora, una maestra de escuela ampurdanesa que, hace unos años, el amor llevó hasta este remoto rincón de Eslovenia. Aurora nos esperaba delante de su casa, una bonita construcción de arquitectura local —llamada “la Catalana”— y nos guio a través de un fantástico espacio que explica y recrea los terribles enfrentamientos entre austrohúngaros e italianos que, ya hace un siglo, se produjeron en aquella zona. 

3. Kovarid (Eslovenia). Espacio Cultural de la Primera Guerra Mundial. Cedida Joana Vives
3. Kovarid (Eslovenia). Espacio Cultural de la Primera Guerra Mundial. Cedida Joana Vives

Después de la enriquecedora experiencia de Kovaric, nos dirigimos a otro pueblo de montaña, Mostar-na-Soci; y nos embarcamos en un barco para navegar a través de los lagos que forman los desfiladeros del río Soci en aquella oculta región. Y después de comer en un histórico establecimiento del pueblo, subimos al tren para dirigirnos a Bled, en la falda de los Alpes Julianos. Aquel viaje fue una auténtica experiencia inmersiva a través del túnel del tiempo. Desde la validación de los billetes, en un despacho pulcro y ordenado pero que era una escena viva de la época austrohúngara; hasta los sobrios vagones del tren, que te transportaban a los años del mariscal Tito.

4. Mostar na Soci (Eslovenia). Cedida Iolanda Vives
4. Mostar na Soci (Eslovenia). Cedida Iolanda Vives

Tercera jornada. Bled y los Alpes Julianos

La tercera jornada comenzó en Bled. Nos alojábamos en un hotel que al inicio de su historia había sido un centro de estancia para los altos funcionarios del régimen de Tito; y que, a pesar de las acertadas reformas y actualizaciones, conservaba cierto rastro de su pasado que lo hacía atractivo y enigmático a partes iguales. Aquella jornada la dedicamos a “descubrir” el lago de Bled, con una navegación con las tradicionales “pletnes” —una especie de góndolas que hace generaciones que son pilotadas por las mismas familias—. Con las “pletnes” “descubrimos” la isla lacustre y su basílica de la Virgen. Allí tiramos de la cuerda de la campana para, según la tradición, ver cumplidos nuestros deseos. 

5. Lago de Bled (Eslovenia). Cedida Iolanda Vives
5. Lago de Bled (Eslovenia). Cedida Iolanda Vives

Después de comer en una sala gótica del restaurante del castillo —sobre un peñasco que domina todo el valle— nos dirigimos al otro gran lago de la zona, el Bohinj, y con el teleférico que parte de su orilla, ascendimos hasta las laderas de Vogel, a casi 2.000 metros de altitud, para contemplar la inmensa pared natural formada por el Triglav —la montaña más alta del país y que, prácticamente, separa las viejas Carniola (la actual Eslovenia) y Carintia (la actual Austria)—. De nuevo en las orillas del lago, "descubrimos" una pequeña iglesia —discretamente oculta entre la espesura boscosa— que conserva y exhibe unos intrigantes frescos románicos de figuras evocadoras y amenazantes a partes iguales.  

6. Isla del lago de Bled (Eslovenia). Basílica de la Madre de Dios. Cedida Josep Esqué
6. Isla del lago de Bled (Eslovenia). Basílica de la Madre de Dios. Cedida Josep Esqué

Cuarta jornada. Liubliana y Alpes Dináricos: la capital y las cuevas de Predjama

Al inicio de la cuarta jornada dejamos Bled y la zona de los Alpes Julianos para dirigirnos al centro del país. En poco más de una hora (Eslovenia es un país territorialmente más pequeño que Catalunya) estuvimos en Liubliana, la capital, y allí “descubrimos” la parte histórica de la ciudad; que se conserva tal y como era en la época austrohúngara (siglo XIX). Liubliana —una Viena a escala— nos regaló sus puentes sobre el río; su centro histórico de estilo Habsburgo y su Mercado Central. Finalmente, Liubliana nos mostró su fisonomía más amable y a la vez más suya; y nos regaló una excelente inmersión en la gastronomía eslovena en uno de los mejores restaurantes del país.

7. Liubliana (Eslovenia). Cedida Anna Maria Garcia
7. Liubliana (Eslovenia). Cedida Anna Maria Garcia

Por la tarde, camino de la costa, nos detuvimos en las espectaculares cuevas de Predjama y las recorrimos con su tren amarillo interior. Este sistema de cuevas, que se completa con las de Skocje, en la otra cara de la sierra, es uno de los más espectaculares del continente. Kilómetros de pasillos y de grandes salas, pacientemente excavados por el agua y profusamente adornadas por miles de estalactitas y estalagmitas de mil tamaños, conforman un grandioso espectáculo natural. La ruta culminó con el "descubrimiento" de la única especie animal que ha sido capaz de adaptarse a aquel medio: una especie de serpiente ciega, blanca y de poca longitud que hace millones de años que habita en aquellas cuevas.

8. Cuevas de Predjana (Eslovenia). Cedida Iolanda Vives
8. Cuevas de Predjana (Eslovenia). Cedida Iolanda Vives

Quinta jornada. Istria. Porec/Parenzo y la trágica historia de Istria

La quinta, sexta y séptima jornadas las llamamos —particularmente— “la aventura istriana”. Desde el campo base de Portoroz (en esloveno) o Porto-rosso (en veneciano) al norte de la península de Istria y una de las pocas ciudades costeras de Eslovenia (el país solo tiene 40 kilómetros de costa); recorrimos toda la costa occidental, en busca de los testimonios de una trágica historia reciente. Istria, país de convivencia, durante siglos, entre croatas —de tradición eslava— y venecianos —de tradición romana— se convirtió en un dramático laboratorio de limpieza étnica. Primero de los fascistas italianos hacia la población de origen croata. Y después de los comunistas yugoslavos hacia la población de origen veneciano.

9. Porec Parenzo (Istria Croacia). Baptisterio de la Basílica Eufrasiana. Cedida Iolanda Vives
9. Porec Parenzo (Istria Croacia). Baptisterio de la Basílica Eufrasiana. Cedida Iolanda Vives

Durante aquella jornada "descubrimos" la pequeña ciudad costera de Porec (en croata) o Parenzo (en veneciano). Porec/Parenzo, edificada sobre una pequeña península que la protegía de sus enemigos, conserva el trazado viario de la época romana y sus calles y plazas nos mostraron los caserones de las antiguas élites mercantiles venecianas, hoy testimonios de un pasado rico que desapareció cuando el Mediterráneo perdió la centralidad del mundo. Y nos mostró la enigmática Basílica Eufrasiana, un edificio religioso paleo-cristiano (siglo V). Porec/Parenzo también nos regaló una extraordinaria experiencia gastronómica en un restaurante del puerto de la ciudad especializado en pescado.

10. Vipava (Eslovenia). Experiencia enológica en los Altos de Nanos. Cedida Iolanda Vives
10. Vipava (Eslovenia). Experiencia enológica en los Altos de Nanos. Cedida Iolanda Vives

Sexta jornada. Skocjan y Vipava: cuevas, gastronomía y enología

La sexta jornada fue la del regreso a la “vieja Eslovenia”. Desde Portoroz/Porto-rosso nos adentramos, de nuevo, en la región de los Alpes Dináricos en el Karst de Nanos— para “descubrir” los campos de viñas y “sumergirnos” en la cultura enológica eslovena. No obstante, antes hicimos una “inmersión” en las cuevas de Skocjan, de una brutal espectacularidad. Dos horas en las entrañas de la montaña, por un recorrido a través de salas de una extraordinaria grandiosidad, surcadas por un río subterráneo —de una bravura inquietante— que, al salir a superficie, se dirige hacia el Mediterráneo para desembocar cerca de la ciudad italiana de Trieste.

11. Vipava (Eslovenia). Cata de vinos en una bodega productora. Cedida Josep Marbà
11. Vipava (Eslovenia). Cata de vinos en una bodega productora. Cedida Josep Marbà

En la región de los Nanos, nos "sumergieron" de nuevo en la cultura gastronómica eslovena, en una comida que "celebramos" en una vieja casa de campo que, durante los siglos XVIII y XIX, había sido una de las grandes bodegas de la zona. En la actualidad es un restaurante galardonado que suma alta cocina y arquitectura histórica. Acto seguido nos desplazamos a otra casa de campo, muy cercana, que conservaba su naturaleza de bodega. Lo hicimos paseando entre las cepas de aquellos viñedos, mientras la nuera de la casa nos ilustraba sobre las características y cualidades del vino de Vipava. Culminamos aquella experiencia con una fantástica cata de vinos y coñacs de aquella bodega.

12. Rovijn Rovigno (Istria Croacia). Cedida Pilar Buendia
12. Rovijn Rovigno (Istria Croacia). Cedida Pilar Buendia

Séptima jornada. Istria. Rovinj/Rovingno, Pula y Piran

La séptima jornada la destinamos a “descubrir” el extremo sur de la península de Istria, en territorio croata. Partiendo del campo base de Portoroz/Porto-rosso; nos dirigimos a la elegante ciudad de Rovinj/Rovingo; con un extraordinario casco histórico que hace que sea una Venecia a escala. En Rovinj/Rovingo nos esperaba Inka, una técnica en turismo croata que había vivido —siendo una niña y en primera persona— la Guerra de los Balcanes; y que nos explicó el porqué —el de verdad— de aquel conflicto y cómo lo sufrió la población civil. Rovinj/Rovingno también nos regaló una experiencia gastronómica inolvidable. Comimos en un restaurante galardonado de la parte histórica especializado en pescado.

13. Pula (Croacia). El anfiteatro romano. Cedida Neus Aranda
13. Pula (Croacia). El anfiteatro romano. Cedida Neus Aranda

La jornada continuó en Pula, la capital de Istria y la ciudad con más patrimonio monumental de la época romana. En Pula nos paseamos por los alrededores del anfiteatro y por las calles y callejuelas de la parte histórica. La jornada concluyó en Piran/Pirano, cerca de Portoroz/Porto-rosso; una pequeña ciudad volcada al mar, dotada de una extraordinaria belleza arquitectónica. Piran/Pirano nos despidió mientras el sol se ocultaba en el horizonte; allí donde, durante siglos, la madre Venecia, cada noche, arropó la costa Istria con un manto de astillas y envió el beso de buenas noches a través de las olas del Adriático.

14. Piran Pirano (Istria Eslovenia). Cedida Loreta Gomis
14. Piran Pirano (Istria Eslovenia). Cedida Loreta Gomis

Octava jornada: Trieste, la nostálgica “signora” del Adriático

La octava y última jornada la vivimos en Trieste, la nostálgica “signora” del Adriático y la ciudad más disputada de Europa durante los dos últimos siglos. La “signora” del Adriático y capital cafetera de Europa; nos recibió con un tiempo revuelto; pero eso no nos detuvo para recorrer las calles y plazas de su parte histórica. Y sobre todo, detenernos a tomar un café en una de las cafeterías históricas —fundadas en la época austrohúngara (siglo XIX)— y con calma y a través de los cristales, ver pasar la vida que transcurría por la Piazza de la Unità d’Italia; una de las más grandes y elegantes del país, mientras poníamos en orden los recuerdos de nuestra “aventura eslovena”.

15. Trieste (Friuli Italia). Cedida Anna Maria Garcia
15. Trieste (Friuli Italia). Cedida Anna Maria Garcia

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