Tal día como hoy del año 1844, hace 179 años, en Madrid, moría el militar de marina Martin Fernandez de Navarrete y Ximenez de Tejada, que en el transcurso de su vida había estado, entre otras cosas, director y decano de la Real Academia Española de la Historia (1824-1844) y consejero de Estado, consejero del Consejo de Indias, y miembro de varias sociedades geográficas e históricas en París, Londres, Turín y Río de Janeiro. Fernandez de Navarrete fue una de las figuras intelectuales más destacadas de la Ilustración española, y dio apoyo al régimen bonapartista del rey José I (1808-1814) en la promoción y desarrollo de proyectos y de instituciones de carácter académico y científico. A causa de eso, al retorno de Fernando VII sufriría un proceso de depuración.

Uno de estos proyectos consistiría en poner orden en los archivos generales de la monarquía española. En el Archivo General de Simancas, localizó una Sobrecarta firmada por la reina a Juana (hija de los Reyes Católicos), que decía: "Miedo cuanto miedo parte de Usted Juan de Agramonte, catalán, natural de Lérida, que es en el reino de Cataluña (...) vayáis, á vuestra costa y misión (...) cono dos navios del grandeza que Usted paresciere é que sean de mis vasallos subditos é naturales, é asimismo la gente que lleváredes sean naturales de estos reinos (...) á descubrir cierta Tierra Nueva en los límites que á Nos pertenescen". Aquel documento certifica que, contra lo que ha explicado la historiografía nacionalista española, los catalanes tuvieron un papel muy activo en la empresa americana.

En aquel documento se autorizaba en Agramunt a fundar una Casa de Contratación en las nuevas tierras, y se nombraba su primo Ponç como responsable de aquel nuevo organismo: "desde agora la hago del oficio de nuestro factor de la dicha casa á Ponce primo de Usted (...) miedo quien Usted me lo suplicasteis". Contemporáneamente, una parte de la historiografía catalana ha especulado que aquel proyecto formaría parte del propósito del rey viudo Fernando, que pretendía restaurar el mapa anterior a su boda con la difunta Isabel y dividir la parte del Nuevo Mundo que había sido asignada a la monarquía hispánica: la castellanoleonesa, que continuaría gestionada desde la Casa de Sevilla, y la catalanoaragonesa que lo sería desde la casa que se crearía en Terranova.