Tal día como hoy del año 1641, hace 379 años, en el contexto de la Revolución y Guerra de los Segadores (1640-1652), Pau Claris i Casademunt ―president de la Generalitat desde el 1638― proclamaba la República Catalana. El día anterior, Claris había presentado a la representación de los brazos estamentales (el equivalente al Parlamento) una propuesta consensuada con el cardenal Richelieu (ministro plenipotenciario de Luis XIII de Francia): "Admètre-la (referido al Principado de Catalunya y condados del Rosselló y la Cerdanya) de baix de sa protecció (referido al rey Luis XIII de Francia), ab (...) son govern a forma de república", que era el resultado de las negociaciones previas a Ceret (7 de septiembre de 1640) entre los representantes de la Generalitat y de la monarquía francesa.

El Dietario de la Generalitat dice que, después de la presentación de la propuesta (tarde del 16 de enero de 1641), los miembros de los brazos estamentales y del gobierno se reunieron durante la tarde y la noche para deliberar la propuesta y, finalmente, resolvieron: Los deputats del General del principat de Cathalunya donan avís a vostra senyoria de la resolució que lo die de aÿr se prengué en los brassos generals (...) suplicam a vostra senyoria sie servit en conformitat d’ella obrar en las cosas corrents lo que aparexerà de major beneffici per la conservació de la província y de sa defensa". Aquel documento fue presentado al president a primera hora de la mañana del 17 de enero de 1641 y ratificaba los pactos secretos suscritos anteriormente en Ceret, por iniciativa personal del president Claris.

Oficialmente, Catalunya rompía todos los vínculos políticos con la monarquía hispánica y se constituía en una república libre bajo la protección de la monarquía francesa. Pocos días después (23 de enero de 1641), la amenaza militar hispánica (los ejércitos de Los Vélez habían saltado la línea del Llobregat) obligó al president Claris a dejar en suspenso el proyecto republicano y a nombrar al rey francés conde de Barcelona. No obstante, durante once años ―hasta el 1652―, Catalunya sería un estado independiente que, únicamente, compartiría con Francia la figura del monarca. Catalunya fue convertida en un dominio directo de la casa real francesa que actuaría, separadamente, como reyes de Francia, de Navarra (del Bearn) y como condes de Barcelona (príncipes de Catalunya).