Tal día como hoy del año 1940, hace 81 años, en Ar Baol-Skoubleg (Bretaña-Francia) y en el contexto de la II Guerra Mundial (1939-1945) y de la ocupación alemana de Francia (1940-1944), efectivos de la Wehmacht (el ejército alemán), de la Gestapo (la policía política del régimen nazi) y del SIMP (la policía política del régimen franquista español) detenían al president Lluís Companys, que estaba exiliado desde febrero de 1939. En aquella operación tendría un papel relevante el policía franquista Pedro Urraca Rendueles, adscrito a la embajada española en París. Desde la localización hasta la extradición, pasando por la detención y el interrogatorio.

Después de la detención, la Gestapo trasladó al president Companys a la prisión en París. En aquel trayecto de 450 kilómetros en una furgoneta y durante los trece días de reclusión a la penitenciaría lo custodió e interrogó el policía español Pedro Urraca Rendueles, un personaje siniestro que, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, sería condenado a incautación de bienes y a muerte por la justicia francesa (1947), acusado de saquear y asesinar a judíos franceses y republicanos españoles. España no tan sólo no atendería nunca las peticiones de extradición, sino que sería condecorado por el estado español y trabajaría para los servicios secretos del actual régimen constitucional hasta 1982.

En aquel operativo de detención pesó mucho la protección y el apoyo personal e institucional que el president Companys había prestado a la comunidad judía, tanto durante la Guerra Civil (1936-1939) ―perseguida por elementos nazis infiltrados en Barcelona― como en el exilio (1939-1940). La investigación historiográfica ha confirmado que, entre marzo de 1939 y junio de 1940, el president Companys y la Generalitat en el exilio destinaron buena parte de sus esfuerzos y de sus recursos a atender tanto el exilio republicano (el catalán y el español) como los refugiados judíos europeos que escapaban del terror nazi, facilitándoles el éxodo a América.