Tal día como hoy del año 1643, hace 375 años, el Dietario de la Generalitat de Catalunya consignaba la recepción de una misiva oficial firmada por el cardenal Mazzarino ―ministro plenipotenciario del reino de Francia― fechada el 14 de junio de 1643, que informaba de que, después de la inesperada muerte del rey Luis XIII (nombrado conde de Barcelona en 1641 en plena Guerra de los Segadors), había sido coronado como heredero de todas sus dignidades su hijo primogénito Luis XIV, entonces un niño de cuatro años y medio. En aquella misiva Mazzarino informaba de que el nuevo soberano de Francia subrogaba todos los derechos y obligaciones suscritos por su padre con respecto al Principat de Catalunya, y nada cambiaba en relación al estatus vigente.

Cuando Luis XIII de Francia había sido nombrado conde de Barcelona, el 23 de enero de 1641, las instituciones catalanas ya habían roto los vínculos políticos con la monarquía hispánica. La movilización del ejército hispánico después de la firma de los Pactos de Ceret, el 10 de septiembre de 1640, entre las cancillerías de París y Barcelona, en una verdadera guerra de conquista que devastó el litoral catalán entre Tortosa y Martorell, produciría el efecto contrario al deseado por la cancillería de Madrid: las instituciones catalanas acabarían cediendo a la presión de Richelieu ―entonces ministro plenipotenciario en la corte de Versalles― y pasarían de un estatus político de República bajo la protección de Francia al de Principado semi-independiente vinculado a la casa real francesa.

Cardenal Mazzarino. Fuente Museo de Versalles

Cardenal Mazzarino / Fuente: Museo de Versalles

Las relaciones entre Barcelona y París pasaban por un momento de mayor entendimiento y colaboración, manifiestamente reflejado en un rico despliegue epistolar. Días después la Generalitat consignaría la recepción de una carta de Gastón de Orleans ―hermano pequeño del difunto rey y tío del nuevo soberano―, que lideraba el partido opositor a Mazzarino en la corte de Versalles y que buscaba alianzas políticas por todas partes, que agradecía a los representantes de las instituciones catalanas su buena disposición en aquel traspaso. Y no demasiado más tarde (enero de 1644), Luis XIV, a través de su madre y regente Ana de Austria (hermana de Felipe III, monarca hispánico en guerra con los catalanes), prometía por carta emplear todos los recursos de Francia y de sus colonias para expulsar a los hispánicos de territorio catalán.