Tal día como hoy del año 1701, hace 322 años, el Dietari de la Generalitat consignaba la recepción de una misiva procedente de la cancillería de Madrid, que informaba de que el nuevo rey Felipe V (el primer Borbón hispánico) convocaba a cortes a los estamentos del poder de Catalunya. Esta prerrogativa era imprescindible para negociar y renovar la vinculación política entre Catalunya y el poder central hispánico y la aportación fiscal de los catalanes a las arcas de la monarquía hispánica.

Todos los reyes hispánicos desde Fernando el Católico (1479) habían convocado cortes en Catalunya al inicio de su reinado —con alguna sonada excepción, como la de Felipe IV (el penúltimo Habsburgo hispánico), que lo había hecho cinco años después de su coronación (1626) y no había querido alcanzar ningún acuerdo con los estamentos catalanes—. La negativa de Felipe IV había fabricado una crisis política colosal que había desembocado en la revolución de los Segadores (1640) y en la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59).

En aquella consignación ya se apunta a la posibilidad de celebrar aquellas Cortes Generales en el Convent de Sant Francesc de Barcelona, un edificio construido durante el siglo XIII y situado entre el actual edificio del Gobierno Militar y la plaza Duc de Medinaceli. Este edificio, que los consellers y oyentes de la Generalitat decidieron que era el más adecuado para aquel cometido, acabaría desapareciendo casi un siglo y medio más tarde, con la Ley de Desamortización de Mendizábal y la exclaustración de los monjes (1835).

Aquellas cortes se abrieron tres meses y tres días después de su convocatoria (12 de octubre de 1701) y se cerraron tres meses y dos días después de su apertura (14 de enero de 1702). Aquella duración inusual fue debida a las frecuentes interrupciones, provocadas por los problemas de salud de Felipe V. En el Dietari, se dice que Felipe V sufría "fiebres tercianas", pero también, discretamente, se mencionan —de forma documental y por primera vez— posibles problemas mentales del rey, que más tarde se confirmarían.

El cronista Narcís Feliu de la Penya diría que aquellas cortes "habían sido las mejores desde Fernando el Católico". Felipe V no discutió prácticamente nada y aceptó casi todo lo que le planteaban los diputados catalanes. Sin embargo, desde el primer momento, Felipe V incumplió los pactos suscritos y más tarde se sabría que su abuelo y valedor, Luis XIV de Francia, le había dicho "Los catalanes son mezquinos y traidores. Dales todo lo que te pidan y más adelante se lo arrebataremos todo".