Tal día como hoy del año 1932, hace 91 años, en el edificio del Parlament de Catalunya (en el parque de la Ciutadella, de Barcelona), quedaba constituida la primera cámara parlamentaria moderna de la historia de Catalunya. La composición de aquella cámara era el resultado de las elecciones del 20 de noviembre de 1932, las primeras elecciones al Parlament de la historia de Catalunya. Lluís Companys, líder del Partit Republicà Català (una de las cuatro formaciones políticas que integraban la plataforma ERC), fue proclamado, por mayoría absoluta, el primer presidente del primer Parlamento moderno de Catalunya.

En aquellos primeros comicios al Parlament, las mujeres todavía no pudieron votar. Por lo tanto, el censo electoral quedó restringido a 512.060 electores, de los cuales poco más de 466.000 (el 91%) ejercieron su derecho al voto. La plataforma ERC, dirigida por Francesc Macià, y formada por los partidos independentistas Estat Català —del propio Macià— y el Grup d’Opinió de Barcelona —de Joan Lluhí i Vallescà—, y los partidos federalistas Partit Català Republicà —de Lluís Companys— y Joventut Republicana de Lleida —de Humbert Torres—, ganó en todas las circunscripciones electorales y consiguió 56 de los 85 diputados en la cámara.

Las confluencias de ERC, que se presentaron con la plataforma de Macià bajo el paraguas Esquerra Catalana, obtuvieron 12 de los 85 diputados. Estos partidos eran la Unió Socialista de Catalunya —de Campalans, Serra i Moret y Comorera— (5 diputados), el Partit Radical Autònom de les Comarques de Tarragona —de Jaume Simó— (4 diputados), la histórica Unió Catalanista —de Joan Solé— (1 diputado), y el Partit Republicà Federal (de Pi i Arsuaga, hijo de Pi i Margall— (1 diputado). La reunión de los 56 diputados de ERC y de los 12 de sus confluencias sumaban un 47,1% del voto emitido y se traducían en una cómoda mayoría de 68 escaños sobre 85 del total de la cámara.

En cambio, la Lliga Regionalista, que había sido la formación hegemónica en la política catalana desde los comicios generales de 1907 hasta las elecciones municipales de 1931, no pudo restaurar su anterior posición dominante. Pagó muy caro el apoyo de algunos de sus dirigentes al golpe de estado y al régimen dictatorial de Primo de Rivera (1923-1931), no ganó en ninguna circunscripción electoral y su presencia en la cámara quedó limitada a 16 diputados. También la Lliga había promovido un paraguas electoral, con la participación de Unió Democràtica —de Carrasco i Formiguera— que tan solo obtuvo 1 diputado (el propio Carrasco i Formiguera).