Tal día como hoy del año 1934, hace 89 años, en Barcelona, al atardecer, el president Companys y los consellers del govern de Catalunya hacían acto de presencia en el balcón del Palau de la Generalitat (en la plaza de Sant Jaume) y proclamaban la República Catalana dentro de la República Federal Española. Aquella proclama había sido previamente anunciada a la ciudadanía desde el Govern y a través de la prensa, y reunió a una importante multitud. La documentación gráfica generada por la prensa ese día atestigua que la plaza de Sant Jaume se llenó hasta los topes.

Aquella proclama venía precedida de una intensa hostilidad del gobierno central de la República hacia el govern de Catalunya. El ejecutivo central estaba en manos de una coalición de partidos de derecha, formada por el Partido Republicano Radical (PRR), de Lerroux; la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), de Gil-Robles, y el Partido Agrario Español (PAE), de Martínez de Velasco; que habían ganado las elecciones generales de 1933 con la promesa electoral de liquidar el autogobierno catalán (en aquel momento, Catalunya era el único territorio autónomo de la República).

El president Companys decidió resolver ese conflicto buscando complicidades en el exterior: los partidos nacionalistas y regionalistas de los territorios históricos que estaban redactando textos estatutarios para acceder al autogobierno. En aquel momento, los partidos y las entidades nacionalistas de Euskal Herria (País Vasco y Navarra), País Valencià y Galicia ya tenían muy avanzados sus textos estatutarios, y los regionalistas de Castilla (Castilla la Vieja y Castilla la Nueva), agrupados por el ideario comunero, debatían la idea de conducir el antiguo reino castellano a la autonomía política.

Por ese motivo, el president Companys proclamó la República Catalana dentro de la República Federal Española, que pretendía un cambio de la arquitectura política del estado español (pasar de una república unitaria con un único territorio autónomo —y gravemente amenazado— a una república federal con varios territorios autónomos). La proclama de Companys no encontró resonancia, y el gobierno central reaccionó violentamente sacando al ejército español a las calles de Barcelona. Aquella intervención militar se saldaría con 74 muertos y 252 heridos.