Cuando se cumplen algo más de dos semanas de su estruendosa dimisión como secretario de organización del PSOE, a las pocas horas de que la UCO de la Guardia Civil presentara un demoledor informe sobre las mordidas del número dos de los socialistas y estrecho colaborador de Pedro Sánchez, el político navarro comparece en el Tribunal Supremo, y lo hace de la mano del abogado catalán, el exdiputado de la CUP Benet Salellas. Según se ha ido filtrando, Santos Cerdán negará las grabaciones de la UCO así como algún contrato comprometedor, como el de su participación en la inmobiliaria Servinabar, por más que en las últimas horas se ha ido conociendo que la Guardia Civil ha certificado con un software israelí su autenticidad.
Hace seis días comparecieron en el Supremo Koldo García y el exministro de Transportes y exsecretario de organización del PSOE, el que cedió el testigo a Cerdán, José Luis Ábalos. El magistrado Leopoldo Puente les tomó declaración y no dictó ninguna medida de ningún tipo. Falta por ver si una vez escuchado a Santos Cerdán propondrá alguna cosa, circunstancia que desentenderá mucho de la posición que acabe adoptando la Fiscalía Anticorrupción. El hecho de que Cerdán aparezca, según la Guardia Civil, en la cúspide de la trama corrupta y haya establecido como línea de defensa su absoluta inocencia, abre opciones sobre cuál será la decisión judicial al final de la mañana.
Los socialistas aguardan con preocupación la comparecencia de su hasta hace pocos días número dos, auténtico factótum de todo lo que se movía en el interior de la organización
Como es normal, los socialistas aguardan con preocupación la comparecencia de su hasta hace pocos días número dos, auténtico factótum de todo lo que se movía en el interior de la organización y con poderes importantes en temas políticos nada menores como la negociación con Junts per Catalunya tanto en Madrid como en Ginebra, donde mensualmente se reúnen el partido de Carles Puigdemont y el pequeño círculo negociador que hasta la fecha eran el expresidente Jose Luis Rodríguez Zapatero, el propio Cerdán y su ex número dos, Juan Francisco Serrano. La reunión mensual de junio se celebró igualmente sin Cerdán y sin que trascendiera, como suele ser costumbre, si los socialistas no están necesitados de hacer ruido.
Es obvio que la desaparición de Cerdán del nomenclátor socialista va a obligar a un papel más activo de Zapatero, ya que el rol de negociador lo tenía en privado el expresidente y en público el secretario de organización. Esa distribución es difícil con un nuevo o nueva número dos del partido y mucho más si, como se perfila, es una representante del PSC, Montse Mínguez. En parte porque la química entre Puigdemont y el PSC nunca ha gozado de buena salud y además está el hecho de que el president de la Generalitat y primer secretario del PSC, Salvador Illa, aún no ha realizado una visita pública a Bruselas para reunirse desde que ocupó el cargo el pasado mes de agosto. En estos momentos, los desencuentros entre Junts y el PSOE son importantes, como se vio en el rechazo a la ley de 37,5 horas y la polémica reforma de la justicia que promueve el ministro Félix Bolaños y que Junts ha enmendado por completo.