En medio de la cutrez y de la podredumbre que uno siente al escuchar los audios de las conversaciones que estamos conociendo entre Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García, uno puede acabar perdiendo el hilo y pensarse que estamos ante un programa de televisión tipo Supervivientes o una telenovela venezolana. Y no. Estamos ante una evidencia que da escalofríos: el núcleo duro de confianza de Pedro Sánchez, sus dos secretarios de organización en el PSOE desde 2017, los hombres que han manejado los hilos del partido, estaban al frente de una trama para delinquir, hacerse ricos, amañar concursos y muchas otras cosas. Una organización criminal dentro del partido cuyos integrantes igual se repartían mordidas de empresas constructoras como se repartían mujeres para pasar un fin de semana. Con un desparpajo y una actitud que se enfila mucho más allá de la desvergüenza y el machismo de unos garrulos que sorprende ahora lo lejos que habían llegado y que aún extraña mucho más la protección política y mediática de la que han gozado.

Caído Koldo primero, más tarde Ábalos y, este jueves, Santos Cerdán, se está tratando de construir un relato, una especie de coraza para Sánchez, presentándolo como la víctima de su secretario de organización. Hay que ser muy lelo para pensar que va a ser creíble para la opinión pública. Es verdad que el control de una parte importante de los medios en Madrid y en Barcelona, de manera especial El País y La Vanguardia, puede ayudar a levantar un cortafuegos e intentar el rescate del soldado Sánchez, como ha sucedido en muchos momentos de estos últimos años. Pero veinticuatro horas después del spot televisivo en que pedía perdón, pero no asumía ninguna responsabilidad política, las miradas siguen fijadas en el presidente del Gobierno. Porque lo que nadie se va a creer es que el máximo embaucador del reino haya sido estafado por unos ladrones a los que él puso a manejar el partido. Es inimaginable y no dejaría de ser una afrenta para su altivez. Las cosas siempre son mucho más sencillas y lo que parece, son. Dos y dos suman cuatro, nunca cinco.

Nadie se va a creer que el máximo embaucador del reino haya sido estafado por unos ladrones a los que él puso a manejar el partido

La comparecencia de Sánchez no fue más que una performance para tratar de parar el golpe. Por cierto, Santos Cerdán, que anunció que renunciaba al acta de diputado, aún no ha abandonado su escaño en las Cortes españolas y seguirá siendo parlamentario, al menos, durante todo el fin de semana. El registro de la Cámara se cerró a las 18 horas sin que su renuncia se hubiera producido, con lo que conserva su inmunidad unos días más y, de paso, evita, probablemente, que la Guardia Civil se persone en su domicilio y lo registre. Curiosa manera de ponerse a disposición de la justicia; más bien parece que su defensa ya ha empezado su trabajo profesional. Yo no sé si a este paso igual le tiene el PSOE que expulsar. O a lo mejor todos están a la espera de conocer qué dicen los nuevos informes de la UCO y que han despertado una situación de pánico no solo entre los interlocutores de Koldo, sino también entre los de Ábalos y Santos Cerdán. En este Madrid de los rumores que avanza con meses de informes de la Guardia Civil y que, al final, acaban saliendo, ya se habla de la carpeta Santos y su interlocución telefónica con dirigentes políticos varios. Vamos, que este informe de 490 páginas de la UCO no es el final de nada, sino que es el primero de varios.

Dos últimas reflexiones. Poca importancia se le está dando a un detalle que no es menor, como es la indicación de Santos Cerdán a Koldo, que se escucha en una gravación, de introducir dos papeletas en una urna a favor de Sánchez durante las primarias del PSOE de 2014. "Mete las dos papeletas sin que te vea nadie", le dice. ¿Fueron las únicas? Y aunque lo fueran. Refleja un estilo de amañar procesos electorales que debería preocupar y mucho a los socialistas. Sobre todo, porque llueve sobre mojado y la simple sospecha ya es peligrosísima. La segunda consideración tiene que ver con la reunión solicitada por Junts per Catalunya a Pedro Sánchez para evaluar el futuro de la legislatura. Hasta la fecha y transcurrido veinticuatro horas, no ha habido respuesta para que Jordi Turull y Míriam Nogueras acudan a la Moncloa. No van a poder esperar más allá del fin de semana sin contestación alguna. Porque el silencio también acaba siendo una respuesta. Y las prisas y necesidades han cambiado, obviamente, de bando.