David Campillo es el coordinador del servicio de creación de empresas de la Fundación Trinijove. Una auténtica cuna de los emprendedores de batalla. Aquellos que salen poco en los medios y que no levantan rondas de financiación millonarias. En el barro y entre personas. Trinijove cuenta con el apoyo incondicional de la Obra Social La Caixa y de MicroBank tanto para el asesoramiento como para la microfinanciación de los proyectos. El balance es más que positivo: diez años, 50 emprendedores y un libro muy recomendable, Emprendre a prop teu (Emprender cerca de ti).

¿Qué rol tiene Trinijove en el emprendimiento?

Nosotros consideramos que crear tu propio negocio es una forma de reinsertarte a nivel laboral. Acompañamos a los emprendedores desde que tienen la idea hasta que crean el negocio. Les ayudamos a buscar financiación y a tener todas las necesidades cubiertas.

Todo empieza de cero.

Exacto. Una vez creado el negocio, les damos tres años de conciliación. Les vamos a ver y hacemos el seguimiento. A partir de entonces, el emprendedor ya camina. Se acostumbra a creer que la tarea de creación es la más complicada pero cuando ya se ha creado el negocio también surgen imprevistos.

Acompañamos al emprendedor pero nunca al abismo

¿Cómo llega la gente a Trinijove?

Llevamos quince años trabajando en esto y el boca oreja ya funciona. Hacemos un trabajo intensivo con el emprendedor en el territorio y nos funciona muy bien la alianza con La Caixa ya que nos derivan mucha gente que van hacia el microcrédito. Microbank está haciendo una tarea muy buena en las oficinas para que sepan que existe este producto. El año pasado vinieron 160 personas a Trinijove pero solo 30 han conseguido montar su negocio. Nosotros acompañamos al emprendedor pero no lo acompañamos nunca al abismo. Si no lo vemos claro, no lo motivamos a montar un negocio. Tenemos muy claro que la emprendimiento es una opción y si no es la de aquella persona, lo derivamos a otro servicio para encontrar trabajo. Hacemos los dos trabajos: bajar al barro para cubrir todas las necesidades pero también alertar a un emprendedor cuando se está estrellando.

¿Qué criterios utilizáis a la hora de aceptar o rechazar un proyecto?

Nosotros trabajamos con personas. Estudiamos el perfil de la persona y miramos si tiene las necesidades, el empuje y los recursos para sacar adelante el proyecto. Después hacemos un análisis de negocio para ver si tiene posibilidades de éxito. Estudiamos la ubicación, les damos un contacto de un arquitecto técnico y si se trata de un traspaso pedimos la factura para ver cómo funciona el negocio... La forma de trabajar es a partir de un plan de negocio que lo engloba todo.

¿Y la financiación?

Trabajamos con la financiación ordinaria (ir a un banco y pedir un préstamo) y también con microcréditos. Son perfiles que si no están en exclusión social, tienen el riesgo de estarlo. Y a veces pueden estar en exclusión financiera y eso quiere decir que no tienen capacidad para acceder a un crédito porque no tienen un aval o una garantía. En este caso, tenemos un mecanismo que es el microcrédito de MicroBank de La Caixa, que te da hasta 25.000 euros. Lo único que les piden es que su proyecto sea la garantía. En su momento, tuvimos un microcrédito con el Ayuntamiento de Barcelona que daba hasta 6.000 euros, pero se ha acabado el convenio y estamos mirando de sacarlo adelante. Por último, está la capitalización del paro.

Hay mucho emprendedor por necesidad

¿Hay un perfil concreto de emprendedor?

El perfil es territorial. Es la franja Besòs en los barrios de Sant Martí, Sant Andreu y Nou Barris. Esencialmente, es reinserción laboral. Más allá de las premisas sociales o personales de cada uno, nos encontramos con gente que tiene experiencia en aquello que quiere montar pero que nunca ha sido autónomo ni ha creado un negocio por cuenta propia. Hay mucho emprendedor por necesidad. Gente que tiene un bagaje personal y hacen la apuesta para montar su propio negocio. También hay personas mayores que ven cómo se les cierran las puertas del mercado laboral y deciden emprender. El primero que tiene que ser espabilado y luchar es el emprendedor. Nosotros no hacemos una actividad paternalista y queremos que hagan un negocio donde se busquen la vida desde el primer día.

Los emprendedores son ellos.

Nosotros somos la caña de pescar de los emprendedores de calle porque vamos creando negocios, les damos continuidad y consolidación. Sin embargo, ellos son los primeros que tienen que volar. Y si les hemos asistido mucho desde el principio, quizás seguirán necesitando esta asistencia. Les decimos que hagan un pequeño estudio de mercado de guerrilla porque trabajamos mucho a nivel de comercio de barrio.

¿Qué mejoras se podrían hacer en el sector?

Nosotros somos los de los emprendedores de batalla. Trabajamos con el emprendedor de calle y no es el emprendimiento que más vende del mundo. Vende mucho más el emprendimiento de start-up, la tecnología, los negocios escalables... Hay muchos más instrumentos puestos en este tipo de emprendimiento que no en el nuestro. Se considera que emprendimiento que creamos nosotros no es escalable y no creará muchos puestos de trabajo. Si se hacen las cosas bien, habrá una o dos personas contratadas. Eso no llega ni a la media ni a la miniempresa. Pero nosotros nos dedicamos a la reinserción laboral y lo conseguimos si una persona sale del paro. Echamos de menos que haya el apoyo y los mismos recursos financieros que otros tipos de negocio aunque entendemos que es complicado. Es más filantropía que no tanto el rendimiento económico que un inversor pueda sacar.